Sí, los “honorables de la Revolución ciudadana” al iniciar esta semana, vieron frustrados sus propósitos de suspender y destituir a la fiscal general de la nación Diana Zalazar. Tas sus intereses mezquinos y sus maniobras desatinadas, comandados y respaldados por una serie de malhechores y corruptos que purgan sus penas en las diferentes cárceles del país, (léase Terán, Glas, Muentes, etc, etc.) se dieron con “la piedra en los dientes”, al querer deslegitimizar las acciones de la fiscal, sobre todo en lo que tiene que ver con los casos que son de dominio público como metástasis, purga, plaga, etc. No contentos con creerse víctimas y perseguidos de la justicia, trataban de conseguir este incongruente y nefasto objetivo. Nunca se imaginaron que, en esa sesión accidentada, convertido en un vergonzoso sainete, lleno de gritos, insultos, inculpaciones, amenazas y toda clase de improperios, propiciados por los asambleístas ya conocidos(as), 76 legisladores votaron a favor del archivo de dicho juicio, y 45 de los (as) sinvergüenzas y revoltosos del grupo de las “manos limpias, mentes lúcidas y corazones ardientes” lógicamente votaron en contra del archivo. Una de sus conspicuas representantes, la señora Pamela Aguirre, se desgañitaba gritando a voz en cuello: “Les anticipamos que no vamos a acatar lo que dictamine el juez al respecto”. Que mal que estamos representados (salvo honrosas excepciones) por una irracional asamblea que, en vez de ayudar al pueblo a luchar en contra de la corrupción y la delincuencia, ésta solapa y protege a estos ladinos, peor todavía si son empleados públicos. En este aspecto Estados Unidos nos está dando un bofetón en la cara, sobre todo a los servidores de la justicia ecuatoriana, al juzgar y sentenciar al ex contralor “de lujo” Carlos Pólit, quién no pudo ser juzgado ni sentenciado en su propio país, en donde cometió tanta fechoría, perjudicando en forma inmisericorde la economía del pueblo ecuatoriano. Afortunadamente no dio resultado este objetivo de los “robolucionarios” y se logró derrotar a estas burdas acusaciones llenas de intereses mezquinos; con lo cual nos queda la esperanza de que los traidores a la patria sean juzgados y que nuestro país tome un nuevo derrotero en lo político, en lo económico, y sobre todo en lo ético y moral. (O)
