Acción – reacción

Tania Durán Suárez

El motor básico que da movimiento a la vida, depende del conjunto de acciones por las que optamos diariamente.

La tercera Ley de Newton, dice:” A toda acción le corresponde una reacción igual, pero en sentido contrario: lo que quiere decir que las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en sentido opuesto”.

Siempre es cuestión de dos, de dos cuerpos en unidad. Así, cuando se presenta una situación de conflicto, la solución dependerá de las acciones, opciones y decisiones tomadas; y en esta medida, del conjunto de reacciones acertadas y oportunas.

Si una acción se produce desde el ego, la reacción a ella generará una visión dividida que limita el entendimiento y debilita un proceso de transformación, curación o cambio.

Si sostenemos una acción que se enfatiza solo en antagonismos; entonces, estaríamos dentro de una visión dualística de la realidad. Por ejemplo: en los últimos meses se escucha con frecuencia en diversos espacios como: en la política, en el sistema de salud y justicia, en la economía, etc., el concepto de “lo viejo versus lo nuevo” (el nuevo Ecuador, la vieja escuela, el nuevo orden mundial, etc.)  sin tomar en cuenta que se está provocando una reacción que separa y divide.

Para poder cambiar esta mentalidad y fortalecer un proceso de integración entre dos paradigmas deberíamos enfocarnos más en propuestas que estén dentro del concepto de la unidad y con ello, apoyar prácticas de trabajo en equipo, interconectadas y solidarias, que opten por tendencias en la cuales la ley de acción/reacción de sentido a procesos reales de cambio y transformación.

Está en cada uno de nosotros tomar responsabilidad sobre nuestras acciones y saber reaccionar con madurez y sabiduría al momento de enfrentar situaciones de conflicto o dolor. (O)