De “alivio económico” califica el Gobierno de Daniel Noboa la decisión de no cobrar por el consumo de hasta 180 Kw/h de energía eléctrica a los abonados residenciales durante diciembre, enero y febrero próximos. Si se exceden pagarán la diferencia.
Según el oficialismo, se trata de una retribución a las medidas económicas tomadas meses antes. Encajarían en ese concepto el incremento del IVA y el de los combustibles.
Sin embargo, tal gratuidad coincidirá con la campaña electoral. El Presidente Noboa va por la reelección. Su movimiento político aspira a conseguir la mayoría de asambleístas posible.
Hay, por lo tanto, un delgado tamiz entre la benevolencia gubernamental y la campaña. Imposible separar lo uno de lo otro, mucho más si la resolución ya es parte de la propaganda oficial.
Será, a lo mejor, una medida para incentivar el ahorro de energía en estos momentos críticos, cuyo desenlace podrían ser los temidos “apagones”.
O también para asomar como un régimen comprensible, solidario con cientos de miles de familias cuyo consumo ronda por aquellos 180 Kw/h.
Al final del día, pase o no Noboa al balotaje, se sabrá el monto de la “compensación”. Algunos lo estiman en USD 34 millones.
El Código de la Democracia prohíbe a los candidatos, incluso a los aspirantes a serlo, entregar dádivas o regalos a los votantes. Pero, insistimos, cómo entender si el presidente-candidato lo hace por campaña o por buen samaritano. La pregunta la debe responder el Consejo Nacional Electoral. Y debe pronunciarse.
Quienes ostentan el poder, y con mayor razón el Ejecutivo, y desean reelegirse, tienen la sartén por el mango para, aunque sea ocultando las formas, aprovechar los fondos públicos para promocionarse. Es otra arma a favor de los reelegibles, en desmedro, claro está, de sus oponentes, y a ella han acudido siempre, siempre.
La ciudadanía se tomará su tiempo para asimilar las reales intenciones dentro de magnanimidad de Noboa.