Nuestra cruda realidad

 Eduardo Sánchez Sánchez

Al referirnos a Gastronomía, hacemos relación a naturaleza y cultura territorial identificante, que lo nombran como arte culinario y que significa una relación entre preparar, servir y consumir comida como parte esencial de un país, región geográfica o de un pueblo. Puede decirse es la disciplina del arte que investiga las relaciones humanas con su modo de alimentación y su entorno. No cabe hacer mención a una subsistencia mecánica, creo es mejor citar que representa nuestro patrimonio, historia, valores, naturaleza autóctona y relaciona a la cocina y la gastronomía, al mundo agrícola y el sector de servicios

La seguridad alimentaria pregona una alimentación saludable, inocua y local, desde producción de alimentos como soberanía, atacando el hambre, la desnutrición y la pobreza. Es alimento todo lo que se ingiere por hambre, en tanto es nutriente lo requerido por el cuerpo en busca de sanidad, por ello todos los nutrientes son alimentos, pero no todos los alimentos son nutrientes.

Con verdadera preocupación, vemos el frecuente remesón a través de la Prensa, por el accionar de ARCSA (Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria), sin que hagamos conciencia de lo que encontramos cada día en mercados, restaurantes, comedores, bares, y lugares populares de preparación de “supuestos alimentos”. Los denomino así por cuanto no existe peor hecho que acostumbrarse a ver sin considerar sus defectos, en tanto existe en nuestra sociedad una deficiencia preocupante. Para unos es dinero y para otros es ingesta de golosinas, sin hacer conciencia de que lo que no es inocuo genera enfermedad. Existe parasitosis, el pollo crudo puede ser portador de microbios Campylobacter, Salmonella o Clostridium perfringens, carne mal cocida, hortalizas crudas, pueden portar la bacteria Escherichia coli, productora de la diarrea del viajero y en otros casos se torna más crítica. Cucarachas y roedores, basura y deficiente manipulación.

Asusta como la gente se acostumbró a consumir sus alimentos en las condiciones higiénicas más primitivas y más aún cuando no existe control frecuente, mientras el pueblo vive enfermo por estas causas. Es nuestra cruda realidad por doquier. (O)