Tocamos fondo

Aurelio Maldonado Aguilar

Comunes son noticias de asesinatos y delitos monstruosos y crueles en medios de comunicación. La costa es territorio de horrendas acciones delictivas que espeluznan. Hallar cuerpos desmembrados es pan del día y ni se diga el sicariato que cobra víctimas claves en el círculo narco delictivo como directores de penitenciarias o personajes ligados en las órbitas del delito. Con la inmensa opción de dinero fácil del narcotráfico, es extremadamente posible captar gente “pata en tierra” que acepta ser gatillero y ganar mucho o poco dinero que, en su vida anterior de miseria, nunca poseyó. Forman pandillas con nombres propios y temibles, pestes de gente desalmada que no tiene qué perder y que, incluso, entre ellos, pandillas de asesinos, se enfrentan en un reguero de sangre por luchas de poder, pues sus acciones variadas desde sicariatos, pasando por vendettas, extorsionan al pobre pueblo y negocios que intentan sobrevivir, con vacunas que, si nos son cumplidas, se pagan con la vida.

Como ocurrió ayer, prender fuego a un bus con sus dueños dentro o disparar desde una moto, vehículo escurridizo que va siendo aparato clave para regar balas de muerte, es noticia diaria.

A grandes males, grandes soluciones dicen el adagio. En la sierra norte, el pueblo cansado de todo esto, tomó en sus manos la justicia, en un acto público propio de la edad media. Una vez cautivo el asesino, como en fuente ovejuna, todos a una, lo colgaron en media plaza con el ánimo de implementar justicia y precedentes. Cuando esta barbarie es efectuada, todo demuestra que tocamos fondo. Nuestra policía débil en personal y armas, no tiene fuerza ni acción para prevenir la delincuencia.

Estamos en manos del crimen y para lograr dominarlo, requerimos urgentes decisiones y grandes acciones ante el gran mal del narcotráfico sembrado por la plaga correista que le dio campo libre. Es la hora de que las fuerzas armadas salgan y barran con estas alimañas, a pesar de que voces corruptas abogaran por los discutidos derechos humanos, que, si bien son derechos a tomar en cuenta siempre, el pueblo víctima, no los tiene.

Presidente Noboa, sálvenos. Pida ayuda a Israel que, con la detonación de aparatos de comunicación masiva de ayer, demuestran ser genios en estas luchas. Regrese la base de Manta y pida ayuda a EEUU al que le conviene erradicar la fuente de la droga. Conviértase en estadista y salvador del país tomando decisiones más severas contra este cáncer. Los enormes problemas que enfrenta como el estiaje entre otros, con la visión de llanto de nuestros ríos tutelares convertidos en canteras de piedra, cuadro inédito, son acuciantes, más la mirada al cielo en espera de lluvias es la única que podemos tomar en esta inmensa tragedia junto con incendios forestales que lo empeoran todo. (O)