Las elecciones estadounidenses del 5 de noviembre suman ya dos intentos de asesinato contra el candidato republicano Donald Trump y denuncias frecuentes de ciberataques iraníes. Acumulan un nivel de violencia inédito, que abre el interrogante sobre su impacto en las urnas.
En junio, en un mitin en Butler (Pensilvania), el exmandatario conservador fue herido de bala en una oreja y unos de sus simpatizantes murió, mientras que en la segunda tentativa, el pasado domingo, el sospechoso fue arrestado antes de llegar a disparar el rifle AK-47 con el que lo vigilaba en las inmediaciones de su club de golf en Florida.
La campaña adquirió un nuevo giro en unos comicios ya de por sí históricos después de que Joe Biden renunciara el 21 de julio a la reelección tras las crecientes dudas sobre su capacidad física y mental y acabara tomando su relevo la vicepresidenta, Kamala Harris.
Estados Unidos ha llegado hasta ahí por su creciente nivel de polarización, afirma a EFE Thomas Hollihan, profesor de Comunicación en la Escuela de Periodismo Annenberg de la Universidad de California del Sur (USC).
Tanto la polarización como la presencia, en su opinión, de alguien como Trump, que «ha roto todas las normas del discurso civil en la manera en la que demoniza» a sus oponentes y a comunidades inmigrantes como la haitiana, a la que acusa falsamente de comerse las mascotas de sus vecinos, y en que se sigue resistiendo a aceptar los resultados de 2020.
Los republicanos, no obstante, culpan de la situación que ha llevado a esta violencia política al bando contrario. Trump opinó esta semana en Fox News que la retórica de los líderes demócratas está causando que se dispare contra él, pese a que tanto Harris como Biden han criticado lo sucedido y respaldado que se aumente la seguridad en torno a su rival.
«A falta de propuestas para los problemas que ellos mismos se han encargado de crear, lo único en lo que han apoyado su campaña es en atacar a Trump. No le están diciendo a la gente voten por nosotros, sino voten contra Trump o eliminen a Trump porque es un peligro para la democracia», dice a EFE Jaime Florez, portavoz en la campaña conservadora.
Esta semana la ONG IDEA Internacional había adelantado que la democracia estadounidense experimentó un «periodo de contracción» de 2017 a 2021, coincidiendo con el mandato de Trump, y que aunque ha experimentado mejoras baremos como el de la credibilidad en los comicios siguen más débiles que en 2015.
El movimiento por los derechos civiles en EE.UU. en los sesenta y la guerra civil de mediados del siglo XIX reflejaron previamente una división intensa. Y en 1912 Theodore Roosevelt sufrió un intento de asesinato cuando postulaba para un tercer mandato que no consiguió, pero la cultura mediática actual, según el experto de la USC, ha magnificado el impacto de la brecha.
Desde el equipo demócrata se ha hecho un llamamiento a la desescalada: «La violencia política de cualquier tipo es inaceptable. Debemos tener un diálogo civil y poder hablar de nuestras diferencias«, dijo esta semana Harris.
Pero los ataques no son solo físicos. Hackers iraníes mandaron a finales del pasado junio y principios de julio a la campaña demócrata correos electrónicos no solicitados con material robado del equipo rival, según dijo el miércoles el FBI.
No hay constancia de que los demócratas respondieran al recibir los mensajes, pero esos envíos se suman a la denuncia efectuada en agosto por las agencias de inteligencia de EE.UU., para quienes Irán y otros actores como Rusia o China han aumentado sus actividades de injerencia electoral con la voluntad de moldear los resultados a su favor.
De momento Harris se mantiene en cabeza en la media nacional de encuestas efectuada por la web FiveThirtyEight, 2,8 puntos por delante de Trump, hasta un porcentaje del 48,3 % en las intenciones de voto.
Está por ver el impacto del actual clima político en la participación en noviembre. En 2020, cuando el duelo se disputó entre Biden y Trump, votó el 66,8 %, la cifra más elevada del siglo XXI en el país.
Los republicanos están confiados: «Los votantes se van a dar cuenta a tiempo de dos cosas importantes. La primera, el contraste con lo que fue la Administración de Trump en materia de control de frontera, prosperidad económica y respeto internacional hacia Estados Unidos y la otra, ¿quiénes son realmente los que atentan contra la democracia?», concluye Flórez. EFE