Cuánta razón, mijo Yaku

Santiago León

Antes que nada, quiero aclarar que esta notita de opinión no es para apoyar al Yaku Pérez. Pero el azote que está viviendo la Pachamamita es causa de la mano del hombre. Ojo, no soy un experto ambientalista, pero la falta de lluvia nos está poniendo contra la pared y ni se diga los incendios forestales. No es broma, ¿qué mundo les estamos dejando a nuestros hijos?

A ver. Es que las ciudades están creciendo de manera desorganizada. No nos hagamos los giles. Pero hay constructores que para vender terrenos los rellenan. Tapan el cauce original de las quebradas y cuando pegan horrendas lluvias se producen los desastres. Los aluviones han dejado decenas de fallecidos. Acuérdese de los afectados en La Gasca. Triste, ¿verdad?

Es que el billete se impone a cualquier normativa. No es de extrañarse cómo los “inversionistas” obtienen permisos para la construcción de estaciones de gasolina en el corazón de las ciudades. Cuando las edificaciones empiezan a fallar las autoridades se lanzan la pelotita, mientras que los moradores se quedan fregados.    

Y ni hablar de las actividades mineras. Hace unos días la Fiscalía General del Estado se dio una vueltita por la Agencia de Regulación y Control Minero. Al parecer, se dieron unas concesiones de manera trucha. Y claro. Con eso tienen luz verde para acabar con toda la vegetación y los ecosistemas de los páramos. Las operaciones mineras irresponsables pueden dejar sin agua a poblaciones enteras. Básicamente secan las tierras y las contaminan con metales pesados.

No digo que vaya y abrace un árbol como el exministro Ehlers cuando lideraba la Secretaría del Buen Vivir, que no sirvió para nada. Solo para pagar la nómina de unos cuantos hinchas revolucionarios. Más bien exijamos a las autoridades que en vez de gastarse la guita en publicidad partidista, más bien inviertan en planes de contingencia para la conservación del medio ambiente. Después andan asustados por tomar agua contaminada con gotitas de plomo. (O)