Buenas conductas

En tiempos de crisis, con mayor razón si es por falta de energía eléctrica, deben prevalecer las buenas costumbres, los correctos comportamientos, la solidaridad, en suma, sacar a flote esa gran diferencia entre seres vivos pensantes de aquellos silvestres.

Si no funcionan los semáforos, es oportuno conducir con extrema precaución, saliendo de casa con antelación, sobreponiéndose a la desesperación causada por los apagones, y respetando, siempre al peatón.

No siempre habrá un agente civil de tránsito para dar tráfico. En ciudades como Cuenca es imposible tenerlos en cada intersección.

Por lo mismo, está demás el abuso de bocinas, el trato grosero e insolente, la imprudencia y el revestirse de fuerza por el solo hecho de conducir por calles con preferencia respecto de quienes vienen por las secundarias.

Precisamente, por no actuar con serenidad y también pensando en el otro, en redondeles e intersecciones donde existen semáforos fuera de servicio, hay roces entre vehículos, choques y atascamiento de automotores.

Parte importante de aquellos buenos modales es, asimismo, ahorrar energía. Esto incluye para aquellos negocios informales instalados en las orillas de las vías. Suelen encender cantidad de focos, a lo mejor para llamar la atención; igual en ciudadelas privadas levantadas en los valles vacacionales, incluso en aquellas donde aún no hay construcciones, pero ya tienen alumbrado público.

El ahorro de unos sirve para los demás. Si la cadena de multiplica, los resultados de alguna forma ayudan a paliar la crisis energética.

Similar acción debe tomarse con respecto al consumo del agua potable, cuya escasez, de un momento a otro, podría derivar en racionamientos del servicio. De hecho, en algunos sectores rurales del cantón Cuenca ya se los ejecuta.

El país no está ante una crisis cualquiera. Entenderla, sobrellevarla con responsabilidad nos hará menos pesada su carga.