El 27 de junio de este año, el Papa Francisco se pronunció sobre la situación actual que estamos viviendo y el «cambio climático» que está afectando a todo el mundo. Haciendo una síntesis de lo que estamos contemplando: LA CONTAMINACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE, EL CAMBIO CLIMÁTICO, EL TEMA DEL AGUA Y SU ESCASEZ, LA PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD, LA DISMUNICIÓN DE LA CALIDAD DE VIDA HUMANA, LA DESTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD Y LA DESIGULADAD GLOBAL, el Santo Padre, afirmó que, cada vez más, nos estamos convirtiendo en «SERES ALTAMENTE PELIGROSOS, CAPACES DE PONER EN RIESGO LA VIDA DE MUCHOS SERES Y LA DE NUESTRA PROPIA SUPERVIVENCIA».
Ahora que contemplamos ríos sin agua, montañas devastadas de su capa de protección y de bosques, incendios por doquier, contaminaciones generadas por minerías artesanales o legalizadas, no podemos dejar de escuchar el gemido de la madre naturaleza quien pide a gritos que, «TODO EL COSMOS Y TODA CRIATURA… SUPEREN LA CONDICÍON ACTUAL Y SE RESTABLEZCA LA ORIGINARIA».
No podemos ignorar de que «ESTAMOS EN DEUDA CON LA PROPIA NATURALEZA», deuda que, el Papa Francisco llama: DEUDA ECOLÓGICA, que debe ser contrarrestada con una verdadera «CONVERSIÓN ECOLÓGICA», que nos lleve a parar, inmediatamente tanta destrucción, deforestación y contaminación.
Nos preguntamos, acá en Cuenca, ¿Dónde quedo el bosque de protección que bordea las faldas del mirador de Turi? Actualmente en medio de la montaña, devastada violentamente, se levanta una gran estructura de cemento, a la que le antecedió, la tala indiscriminada de algunas hectáreas de bosque y movimientos de miles y miles de toneladas de tierra. Donde quedaron las zonas verdes de oxigenación de la ciudad ubicadas en Racar alto o San Joaquin, cuando en su lugar se emplazaron ciudadelas y más edificaciones para vivienda. ¡Si!, podemos pensar en la Cuenca del futuro, no está mal, o en el beneficio económico que todo esto nos traerá para días posteriores, pero también pensemos, que por más que nuestros políticos (quienes deben velar por el uso correcto y justo de suelos), se paren en las piedras de los ríos o en las montañas devastadas por el poder económico, para dar mensajes exhortativos en pro del cuidado del agua y de la naturaleza, de nada sirven, ya que cada vez más «ESTAMOS ABOFETEANDO A LA NATURALEZA Y LA NATURALEZA NOS VA A COMBRAR» (Papa Francisco)
Lo que vemos hoy, en nuestros ríos de Cuenca, en las montañas devastadas de su corteza natural, en las miles y miles de hectáreas consumidas por el fuego, es producto del «CONSUMISMO HEDONISTA E INDIVIDUALISTA, QUE PONE LA VIDA HUMANA EN FUNCION DE UN PLACER INMEDIATO Y SIN LÍMITES» (Papa Francisco), el mismo, que jamás ha medido las consecuencias para nuestras generaciones presentes y futuras.
Todos somos responsables de esta verdadera «CONVERSION ECOLÓGICA INTEGRAL» y a todos Dios nos confía el cuidado y la defensa de la vida en todos sus ámbitos. (O)