¿Qué está sucediendo en la Diócesis de Cuenca?

Bolívar Jiménez Alvarez

Pese a pertenecer a la Iglesia por el Bautismo, la mayoría de católicos, por obvias razones, no siempre culposas sino como consecuencia comprensible de su condición de seglares o laicos enfocados en asuntos del vivir diario, desconocen la manera como se organiza internamente la Iglesia para el cumplimiento de su misión. Ignoran, por ejemplo que, para un mejor servicio de la jerarquía al pueblo de Dios, ella (la Iglesia), de manera básica, está dividida en Dioses y Parroquias; que un conjunto de Diócesis forma una o varias Conferencia Episcopales a nivel de un país; o que un conjunto de parroquias forma una Vicaría dentro de una Diócesis.

Que en Cuenca el Arzobispo Marcos Pérez ha creado nuevas vicarías en su diócesis es la comidilla de muchos, pero no saben que es, ni por qué, ni para qué. Para responder a esas inquietudes, escribo estas líneas.

¿Qué es una Vicaría de Pastoral? Es una parte de la diócesis, o un segmento de la población, por ejemplo, un grupo ético, o de migrantes o de personas que pertenecen a determinada organización que, coordinado por un sacerdote, en representación del obispo, acompaña a sus hermanos en el cumplimiento de sus responsabilidades pastorales. La función del Vicario es temporal y no constituye privilegio alguno.  La palabra “vicario” literalmente significa “el que hace las veces de”, o “el que actúa en nombre de”. Nuestra Arquidiócesis, luego de las reformas conciliares, comenzó a organizarse en Vicarías en tiempo de Monseñor Ernesto Alvarez, en la década de los setenta del siglo pasado, y fueron dos: la Urbana y la Rural. Con Mons. Luna en 1987, se crea la Vicaría Suburbana, también la Vicaría Oriental, y con Mons. Cisneros la del Sur y la Zona Misionera. En la actualidad, Monseñor Pérez ha realizado algo así como una reingeniería de su diócesis. Son 9 las Vicarías que ya están en Marcha.

Esto fue necesario y urgente hacerlo dadas las nuevas circunstancias socioreligiosas. Y las ventajas que se espera son: 1- Promover la cohesión social al proporcionar un marco organizativo y espiritual para la comunidad católica; 2- Facilitar la coordinación de actividades sociales y caritativas en la comunidad, como obras de misericordia, programas de ayuda social y, sobre todo, de formación; y 3- Favorecer la comunión eclesial al estar en relación más cercana con el obispo, sucesor de los apóstoles, y con el Papa, cabeza visible de la Iglesia. (O)

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