En Ecuador hay alrededor de 700 guardaparques, hombres y mujeres responsables de cuidar ecosistemas y protegerlos de delincuentes que provocan daños irreversibles a las áreas protegidas.
Poco sabemos de estas personas que arriesgan sus vidas y se enfrentan a la narco-minería, a la ocupación de tierras, a cazadores armados o a incendios forestales; todo esto sin ninguna protección estatal; casi no contamos con policías ambientales o militares preparados para este trabajo, pese a que la Ley así lo determina.
A esto se suma que no cuentan con un seguro especial que proteja su salud o vida, por ejemplo, que cubra un helicóptero en caso de un accidente en medio de la nada; o un reconocimiento diferencial a la familia en caso de muerte, lo cual si pasa con otro tipo de servidores que protegen nuestro territorio, como son policías y militares.
Las y los guardaparques de este país son héroes invisibles, con un increíble compromiso a cambio de un sueldo imperceptible y ningún reconocimiento público, ellas y ellos si ponen el hombro. Estás pocas palabras van por las y los guardaparques, a la espera de que algún día tengan el real apoyo del Estado y reciban todo lo que entregan en sus recorridos por bosques, selvas, manglares y mar abierto. (O)
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