Con esta expresión y otras similares el prófugo calificó a Carlos Pólit en varias de sus intervenciones públicas para engañar al país haciéndonos creer que en la década maldita se escogía gente con méritos suficientes para ejercer funciones importantes del Estado como, en este caso, nada menos que la Contraloría General, es decir el cargo de quien está encargado de vigilar que el uso de los recursos públicos sea ejercido con honestidad suficiente como para evitar que los ladrones llegados allá por la corrupción de los gobernantes hagan de las suyas.
Es muy claro entender por qué razón y con qué finalidad se designó Contralor a Pólit, pues nada menos que para el enriquecimiento ilícito por el mecanismo de la corrupción. Y aquí podemos entonces hacernos la pregunta pertinente de ¿con cuántas personas y en qué niveles del gobierno se haría el reparto de las enormes sumas de dinero conseguidas por mecanismos corruptos como los que el país ha podido conocer entre absorto e indignado?
Y la cosa no queda allí pues es motivo de enorme vergüenza para el Ecuador que, nuevamente, tenga que ser la justicia norteamericana la que deba hacer lo que acá ha sido imposible un infinito número de veces porque tenemos una justicia de vergüenza. El “contralor de lujo” del prófugo ha terminado reconociendo que cometió delitos en contra de la administración pública y rogando que le condenen sí, pero a unos años menos de cárcel.
Y ahora, ante el reconocimiento de la comisión de delitos en Ecuador y en Estados Unidos, ¿qué dice el prófugo radicado en Bélgica…? Guarda un silencio tan enorme que hace pensar que no le sorprende en absoluto, que él sí sabía la verdad tremenda que al fin podemos conocer en toda su plenitud.
No me explico cómo es que guardaron silencio cómplice la serie de funcionarios de contraloría que deben haber visto y evidenciado las maniobras de Pólit para exculpar a Odebrecht y otras compañías que cometieron sobornos. Porque tienen que haber habido los que se dieron cuenta y ayudaron inclusive a los actos corruptos y sin embargo guardaron silencio cuando su obligación era denunciar el cometimiento de esos actos ilícitos por parte de Pólit. (O)