Presidente o candidato

Caroline Avila Nieto

Buena parte del dilema político y comunicacional de la actual crisis energética se debe a la decisión gubernamental de participar en el proceso electoral de febrero próximo. El riesgo de perder favorabilidad hace que las decisiones presidenciales sean medidas en función de los pesos electorales y de las conversaciones que ofrecían escenarios más o menos favorables para la llegada de las urnas.

Por ejemplo, la decisión de una línea de crédito y exenciones de IVA a la compra de generadores eléctricos, y otros artefactos relacionados, debió ser tomada en abril pasado, no en octubre. No se hizo porque obligaba a tener una conversación pública sobre la política energética en la que el anticorreísmo quedaba mal parada y, por lo tanto, afectaba al actual mandatario quien desde abril pasado decidió embanderar ese espacio político.

Si decidía “comandar” en lugar de “surfear” las olas de la crisis, le tocaba liderar la vocería sobre las decisiones. Eso implicaba contar también las malas noticias. La analogía para esto es que cuando hay un problema con un servicio no nos conformamos con el último eslabón de la cadena, demandamos hablar con el gerente. Lo mismo sucede con la política. La ciudadanía espera respuestas de quien recibió el voto, no de quien está unos meses y luego se cambia. De hecho, ya llevan cuatro ministros rotando en la silla de la cartera de energía, por lo tanto, es difícil tranquilizar a una población que se da cuenta de la inestabilidad por la variedad de rostros de quienes le entregan la información.

Si la idea hubiese sido presidir, aunque sea por unos meses, concentrado en esta época de transición, Noboa podía tomar decisiones por encima de los cálculos políticos. La pelea con la vicepresidenta Abad no tenía ningún asidero porque el encargo presidencial no se hubiese dado. Solo eso nos ahorraba semanas enteras de conversación política desgastante, vergonzosa y humillante para las mujeres y sus esfuerzos en política.

Si el presidente Noboa no hubiese decidido ser candidato, la agenda sobre los racionamientos se habría planificado de manera técnica, reconociendo las afectaciones en seguridad, salud y producción, sin mirar prioridades electorales. El cuidado del embalse de Mazar se habría tomado en cuenta mucho antes para evitar tantas horas de racionamiento, en lugar de esperar milagros de San Pedro. (O)
@avilanieto

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