El «Suco del Cenáculo«, las vendedoras de la Plaza de las Flores, las mujeres que realizan las limpias, niños y las flores que adornan los rincones de la ciudad han encontrado un lugar en los cajetines eléctricos del Centro Histórico.
Estas imágenes, tan propias de la identidad cuencana, ahora se visualizan en cada esquina. Plasmadas con finos pinceles, han transformado lo cotidiano en arte. Esta iniciativa ha dado un giro a estos elementos urbanos que, durante años, han sido simples contenedores de cables, en muchos casos vandalizados o usados para publicidad.
Roberto Bravo, el artista detrás de estas obras, ha trabajado desde septiembre de 2024 bajo la coordinación de la Dirección Municipal de Cultura en el marco de la propuesta “Cuenca, raíces y colores”.
“Quisimos dar a los cajetines un toque que hable de nuestra gente, de nuestros personajes, uno de ellos, es el ‘Suco del Cenáculo‘ a quien todos en la ciudad lo reconocen”, explicó.
En los cajetines no solo se han plasmado personajes. A los costados, flores pintadas revelan otra dimensión de la obra: la flora de la ciudad.
Cada flor lleva su nombre escrito, algo que, dice Bravo, busca también informar a la ciudadanía sobre la riqueza natural que muchas veces pasa desapercibida.
“La idea es que la gente conozca lo que le rodea, porque a veces no sabemos el nombre de las flores que tenemos cerca”, comentó.
Ruta
Los cajetines pintados están ubicados en las calles del Centro Histórico. Desde la Calle Larga hasta la Mariscal Lamar y entre la calle Tarqui y Huayna Cápac.
“Estos ‘lienzos urbanos’ adornan esquinas y veredas. Los turistas o los mismos cuencanos pueden recorrer estos puntos. Uno de los cajetines más grandes está ubicado en Santo Domingo, mide tres metros por 2,50 metros; las obras abarcan más de 30 manzanas” agregó e invitó a cuidar estos espacios.
Se han intervenido 61 cajetines y aún faltan por intervenir dos situados en las calles Borrero y Bolívar. Roberto Bravo ha planteado la idea de que estas últimas intervenciones involucren la participación de autoridades y público para mostrar el proceso en vivo.
Transeúntes
Los transeúntes, sorprendidos por el cambio, han reaccionado con admiración. Rosa Vele, una vendedora de frutas cerca de la Plaza Santo Domingo, observa a diario cómo los turistas y cuencanos se detienen a fotografiar los cajetines.
«Es bonito ver cómo algo que antes no llamaba la atención, ahora tiene colores y cuenta historias, con cosas o personajes que todos reconocemos y apreciamos», expresó.
Postes
El alcalde Cristian Zamora señaló que el objetivo de esta iniciativa es promover el arte como un pilar de regeneración urbana sostenible.
«Se ha dado una disposición para, en esa misma lógica, pintar los postes de la ciudad que están con papeles y con grafitis. Estamos en un proyecto con la Bienal de Cuenca y Cultura para que participen los alumnos de artes», aseguró.
En este contexto, los estudiantes de la Facultad de Artes de la Universidad de Cuenca han empezado a pintar diferentes tipos de orquídeas en los postes ubicados en la calle Larga, proyecto impulsado por la Bienal de Cuenca.
No solo se trata de embellecer el entorno; para muchos ciudadanos, estas intervenciones son una forma de recuperar los espacios públicos.
Sebastián Sinchi, un estudiante universitario que pasa cada día por la calle Larga, considera que estos proyectos revitalizan la ciudad. “Me parece genial que se hagan estas cosas. En lugar de ver grafitis o publicidad pegada, ahora tenemos arte que representa nuestra cultura”, indicó. (PNH)-(I)
DATOS
- El artista Roberto Bravo indicó que los cajetines, que antes servían para acumular basura o para actos vandálicos, ahora se han transformado en pequeñas obras de arte.
- La iniciativa cultural surgió en el barrio Convención del 45, donde los moradores presentaron en septiembre pasado el proyecto “Cajetines Urbanos del Arte Cerámico”.
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