El modelo pernicioso de la dictadura democrática (II)

Gerardo Maldonado Zeas

Al modelo de la dictadura democrática (DC), a su turno, se fueron sumando los engañados por el discurso populista que prometía el paraíso a la vuelta de la esquina. Varios gobiernos se hicieron fuertes mientras los recursos públicos fueron abundantes, y manejaron a su antojo la estructura del Estado. Maduro operó al menos dos fraudes electorales monumentales; Daniel Ortega, con la venia judicial, encarceló a todos los opositores. La lógica del modelo es crear incidentes desde cualquier espacio y tiempo, buscando mantener o recuperar el poder. No es imprescindible controlar directamente el ejecutivo, si tienen el legislativo, el electoral, el de transparencia, y, sobre todo el judicial. México dio el paso más inverosímil; ahora tendrá jueces elegidos por “votación popular” con lo cual el narcoterrorismo, trabajando con sus amenazas, abrirá las puertas para pasearse con sus ejecutorias, sometiendo a la población al miedo más infame.

A la (DC) también le interesa tener relaciones con malos empresarios que buscan beneficiarse de las cercanías con el poder a cambio de privilegios, y en contrapartida, entregar sobornos. Odebrecht en América Latina es la insignia que puso en práctica el llamado “crony capitalism” el cual, como sostiene Stephen Haber, es un sistema nada ético “en el que aquellos agentes económicos cercanos a las autoridades políticas reciben favores económicamente importantes”. Jan Topic, candidato a la presidencia por SUMA, con su grupo familiar a través de Telconet, generó negocios redondos con la CNT, controlada al antojo por Glas y el tío Ricardo Rivera; obtuvieron, además, la licencia del cable submarino, el contrato de las cámaras del 911, y algunos de radares. Toda una trama de amoríos muy cercanos con el correísmo, y su prurito pestilente.

Con la elección presidencial se activan al máximo las bajas pasiones. Quienes gustan de la (DC), candidatizan a un principal y a varios complementarios. Hoy en Ecuador lo ha hecho la Revolución Ciudadana, con sus amigos de la ID, Pachakutik, RETO, Centro Democrático (con el inolvidable Jairala), y los afables del PSC escondidos tras la cerca, esperando dar el zarpazo apenas les convenga. Luego el juego de componendas hacia la Asamblea Nacional, el espacio más desacreditado de la política del país, al cual cerca del 60% de los actuales asambleístas, con honrosas excepciones, apuestan a reestrenarse en el circo de sus miserias.

El amiguismo en la política es contemporáneo de la más antigua profesión del mundo. Contrariamente a las prósperas naciones modernas respetuosas de la independencia de poderes que evitan la camaradería toxica, las dictaduras democráticas (DC) mienten a los electores, y manosean a mansalva las funciones del Estado a su conveniencia. La desigualdad de nuestros países se incrementa cuando los ciudadanos eligen sin conocimiento y un mínimo de investigación, a quienes se hacen pasar como redentores, siendo más bien crápulas negociantes de la pobreza de la gente. (O)

DZM

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas periodísticas, elaboración de suplementos y materiales comunicacionales impresos. Fue directora de diario La Tarde y es editora.

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