Tratemos de bloquear lo aprendido y las ideas concebidas, esas adquiridas desde nuestros ancestros, existentes al llegar a este mundo. Hay aspectos con los que coexistimos porque están ahí, arribaron antes. La mente no es negativa -plantean algunos filósofos y psicólogos. No puedes decirle a la mente “no pienses en Diario El Mercurio,” pues con solo escuchar esta consigna, la memoria trae a flote toda la información y experiencia recibida con el mismo. Cómo no pensar en las hojas suaves al tacto, que al ser abiertas generan ese sonido delicado, especial y único. ¿Lo está rememorando en su cabeza mientras lee esta columna? Quizá, hasta hizo ese pequeño movimiento de acomodar el diario para reconocer esa experiencia que estoy describiendo. El olor a imprenta, la atracción de la novedad, la seriedad de la noticia, la imagen de los sociales, los eventos destacados en todo el mundo, la medalla triunfadora y el mensaje para el alma. Todo ello, en un solo medio.
Precedentemente, la publicidad se trataba de textos, con mínimos logos de marca, hoy todo es a full color. Este Diario, trae consigo la construcción de la memoria, de la cultura, de la historia, de la identidad, de los cambios y los avances. Es la proclama de una primicia, es el compañero día a día. Es una impresión de la confianza de sus lectores y la investigación, redacción, edición y opinión de sus colaboradores. Más que fuente de consulta, fuente de confirmación.
¿Cómo imaginar una Cuenca ilustre sin las millonadas de letras que en 100 años se han impreso? ¿Cómo cerrar los ojos y añorar la Cuenca de antaño sin el registro fotográfico del diario en todo este tiempo? ¿Cómo se habrían contagiado las buenas costumbres, las manos caritativas, las sinceras celebraciones, la reflexionada conmoción y los fieles pensamientos, sin la diaria entrega de las buenas nuevas y a veces malas también?
Gracias Diario El Mercurio, porque aquí se avivan las bondadosas intenciones, se renuevan compromisos para ser mejores, se abren los caminos y se unen puentes por darnos certeza y esperanza sobre este mundo en el que vivimos a través de su periodismo. Sobre todo, gracias porque es fehaciente la libertad de expresión, siendo voz de las ideas, las propuestas, las personas. Gracias diario, por estos maravillosos 100 años de labor. (O)