Mañana, 22 de octubre, se cumplen cien años de la primera publicación de Diario El Mercurio de la ciudad de Cuenca. ¡Cuánto camino recorrido! Me he puesto a pensar en cómo serían los primeros días, las primeras semanas de la labor periodística, la búsqueda de las noticias, los comentarios, las primeras entrevistas, los espacios publicitarios, etc. Las limitaciones físicas y tecnológicas de la época, paralelas a una actividad febril para irlas enfrentando y superando.
Ya irían apareciendo más tarde los problemas con los lineamientos del diario, tanto en temas locales como nacionales, unos que eran vistos con agrado por autoridades o líderes políticos de la ciudad, otros que no gustaban y que provocaban más de un ceño fruncido en las cúpulas del poder. Vendrían también, resentimientos por un lado, aplausos por otro, de los que el Diario, con una dosis importante de objetividad y equilibrio, se ha mantenido, desde nuestro punto de vista, en aquella fina línea que establece el límite entre la exigencia y la realidad, entre las aspiraciones comunitarias y la posibilidad de satisfacerlas.
Cumplir cien años de labor periodística, constante e ininterrumpida, en la ciudad de Cuenca, en el austro y a nivel del país, ni ha sido ni es una tarea sencilla. El recorrido, a no dudarlo, debe haber tenido, o ha tenido, más bien, importantes satisfacciones, situaciones gratas y aspiraciones cumplidas, pero sus autoridades y directivos han tenido también que ir desbrozando las dificultades del camino, buscando el sendero oportuno y trascendente que, las más de las veces no es justamente el de la comodidad o la indiferencia.
Desde esta columna que Diario El Mercurio ha tenido la gentileza de concedernos, desde hace más de veinte y cinco años, en su página editorial, espacio que hemos procurado respetarlo y utilizarlo siempre de la mejor manera, hacemos llegar a los directivos del diario, a sus empleados y trabajadores un saludo emocionado y fraterno en este tan importante como fructífero aniversario, solidarizándonos con los logros obtenidos y con el justísimo reconocimiento de autoridades y ciudadanía. (O)
