Diario Mercurio ha sido, durante un siglo, testigo de la historia. La ha contado desde las voces de sus protagonistas, con el anhelo de cumplir el rol de representar los intereses de su audiencia. La responsabilidad asumida en aquellos primeros días ha sido el legado que acompañó a sus fundadores y que sigue vivo en quienes tienen el honor de continuar con este desafío.
Los medios de comunicación tienen el poder de constituir espacios de encuentro social. Configuran la esfera pública y exponen las diversas dinámicas en las relaciones de poder. Lo hacen a través de la construcción de una agenda temática que establece lo que debería ser importante en el imaginario colectivo, en especial por su capacidad de contrastar, contextualizar y documentar adecuadamente cada hecho que exponen diariamente. Así se entiende el rol de la prensa, y por ello, es fundamental mantenerla libre de presiones e independiente de las fuerzas de poder y las agendas particulares.
Hoy, la prensa enfrenta nuevos desafíos debido a la aparición de actores que se suman a la conversación pública, especialmente en el ámbito digital. Diario Mercurio, cien años después, debe asumir el reto, como lo señala su portada de aniversario: renacer. Esto implica abrazar los cambios que trae la convergencia mediática, adaptarse a los nuevos hábitos de consumo de noticias en formatos digitales, y ofrecer productos periodísticos renovados. Todo ello sin perder la rigurosidad, el respeto por la verificación, la oportunidad y la búsqueda precisa de los hechos desde una diversidad de perspectivas.
Nuevas generaciones enfrentarán estos desafíos, en una sociedad diferente que, con expectativas, espera cada mañana la llegada de este fiel testigo de la historia. Como el río Tomebamba, Diario Mercurio sigue siendo, diariamente y a pesar de los cambios, un leal cronista del paso del tiempo.