Cien años… ¡Caramba! Es mucho tiempo. Cien años como cien etapas, como cien provincias de una memoria colectiva; cien años de ser un ejemplo de la cuencanía, abanderando el nombre de nuestra ciudad; cien años siendo el pregonero de la verdad, sin poner precio a la noticia ni cadenas a la opinión; cien años defendiendo a Cuenca de la vieja infamia del centralismo, de los ingenuos que no la conocen y los canallas que no la merecen; cien años defendiendo la libertad de expresión como el último bastión de la democracia; defendiendo la pluma y la retórica, la palabra escrita, el verbo del articulista que levanta la voz, y se muestra de cuerpo entero, aún a riesgo…. Aún a riesgo…
Y es por eso que hoy empiezo el día como lo hacían los abuelos, abro tus páginas y te siento como un viejo amigo, te encuentro renovado, en esta nueva vida donde te reinventaste desde la pantalla de un computador. Y pienso que si pudiera elegir mi paisaje me quedaría con el muchacho leyendo el diario a las puertas de la universidad, me quedaría con esa portada en blanco impresa como un acto de resistencia ante la libertad de expresión aherrojada. Me quedaría con las portadas y los editoriales levantados contra los espías de la infamia que quieren envenenar la soledad del páramo.
Y vamos adelante, mirando orgullosos al futuro, por otros cien años, de llamarle pan al pan y vino al vino, de tener voz propia. Por otro siglo defendiendo el privilegio de ser cuencano, defendiendo el honor y la verdad como una trinchera, la palabra libre y el pensamiento libre contra los chacales de turno y pequeños tiranos.
Allí está aún la imprenta viva, testigo de un siglo de páginas con alas de pájaro, páginas de marchas, acuerdos, protestas, proclamas y alguna que otra muerte; páginas de hojas secas y adobe, paginas desoladas y alegres, donde se resuena el estruendo de una ciudad lanzada en tropel hacia un porvenir que desconocemos, pero iremos narrando, escribiendo, según ocurra, porque el periódico es eso: el instrumento maravilloso que va contando la historia conforme la escribe… (O)