La diplomacia encamina las relaciones formales y oficiales entre los Estados de manera pacífica. Para desarrollarlas su herramienta más importante es la comunicación, por lo que el uso de plataformas sociales (X, Instagram, Facebook…), sitios web y portales gubernamentales han permitido a los gobiernos compartir y difundir información con la ciudadanía local y las audiencias globales.
Entre las características de esta actividad están: el uso de tecnologías digitales, la comunicación en línea, la participación activa con actores internacionales, flexibilidad y rapidez, y el acceso al público en general.
Algunas de sus ventajas son: la interacción directa, mayor alcance y visibilidad, acceso a información en tiempo real, promoción cultural y turística, o incluso el monitoreo de tendencias y eventos de manera instantánea. Por otro lado, también existen desafíos: la seguridad cibernética, la protección de la información sensible, la amenaza de la
desinformación que puede ser falsa o engañosa, la dependencia tecnológica, y un inadecuado manejo de gestión de crisis, entre otros.
En resumen, hoy la diplomacia digital es una herramienta beneficiosa para la política exterior por la visibilidad y el alcance para promover intereses, abordar desafíos y establecer relaciones en el ámbito global, aprovechando las oportunidades que ofrecen estas tecnologías. (O)