La reacción inevitable tras revisar el trabajo periodístico en la reciente entrevista del presidente Noboa con el comunicador Rafael Cuesta en TC Televisión es de indignación. El formato, pregrabado o no, brindaba una oportunidad para explorar con detalle qué debería suceder y hacia dónde se dirige la gestión de la crisis energética, priorizando lo urgente. Más allá de la promesa de “luz en diciembre,” hacía falta entender cómo se pretende cumplirla y por qué ahora debería confiarse en la palabra del presidente. Cuesta perdió una valiosa oportunidad de ofrecer a la audiencia información de calidad.
El político, siguiendo su estrategia, dará las respuestas que considere pertinentes en el marco de su estrategia; y tristemente, este es el consejo habitual de muchos asesores políticos. Se esfuerzan en crear relatos que favorezcan a su cliente, sin importar el costo en credibilidad. Por eso, el rol de una prensa libre de presiones gubernamentales, económicas o comerciales, debe ser proponer la agenda, profundizar en los temas con preguntas y repreguntas incisivas. El sistema funciona siempre y cuando el poder y el periodismo, como contrapeso, mantengan un cierto equilibrio. Esto, sin embargo, no ocurrió el pasado domingo.
Rafael Cuesta ofreció un entorno de camaradería, señalando que no convertiría la entrevista en un ring. Pero en ningún caso esta advertencia debía servir como excusa para una labor mediocre. Por ejemplo, el presidente atribuyó la crisis a la falta de mantenimiento de años anteriores, esta declaración contradice el discurso oficial sobre la crisis ambiental que el gobierno ha tratado de promover. En ese momento, un periodista agudo habría seguido cuestionando. No fue el caso. Ante la conclusión implícita por parte del mandatario de que la “empatía” justifica mentiras en cadena nacional, la pregunta obvia es si esa es la función del gobernante. Cuesta no lo hizo, y peor aún, al concluir la entrevista expresó, a título personal, que veía en el presidente a “un hombre sincero.”
Curiosamente, esa misma frase, “veo en usted un presidente sincero,” ha sido replicada por varios influencers en sus redes sociales, revelando al entrevistador como un eslabón más en la maquinaria comunicacional del gobierno. Ejemplos como este reafirman el hehco que menos del 36% de los ecuatorianos confíen en los medios de comunicación. (O)
@avilanieto