Así se ve, en el cielo nocturno de Tomebamba. sobre la loma de Cullca, a la constelación de las Pléyades, como los granos de maíz y de frijol en la palma de la mano listos para ser depositados o ya caídos en el surco que va abriendo en la tierra la yunta, en las siembras de la chacra, contaba Hernán Loyola Vintimilla + quien, después de largas investigaciones desde el observatorio natural de Pumapango concluyó que, como en el antiguo Perú, la constelación protectora del maíz, en el valle de Paucarbamba, era Las Pléyades la Kullka Andina.
Llegó a esta conclusión luego de observar, por muchos años, el caminar de esta constelación en nuestro cielo nocturno, ingresando por Pachamama a finales de julio; ya más entrada en nuestro cielo, en los meses de agosto y septiembre, tiempos de preparación de la tierra y de la siembra, aparentaba un manojo de granos de maíz listos para ser sembrados; que entre noviembre a enero, época de germinación, deshierbe y aporque, la constelación está vigilante toda la noche; y que, entre marzo y abril, justo cuando la chacra ofrece los primeros granos tiernos, la constelación inicia su salida del cielo nocturno y que, finalmente, en el mes de junio, cuando se inicia la época de las cosechas, recolección y almacenamiento de los granos, desaparece del domo celeste.
Que la colina de Cullca, espacio de los graneros reales, es el referente terrestre de la Kullka astral o Pléyades que, en el equinoccio de marzo, se presenta desde las primeras horas de la noche sobre este sector caminando por sobre toda la colina. Estas observaciones sustentan que el sistema agrario de los pueblos nativos, que trasciende a nuestros días, es parte de una cultura agraria sostenida por conocimientos astrales en interacción con los fenómenos ambientales y ciclos climáticos, cultura agraria en la que, el hombre, el cosmos y la naturaleza, interactúan en armonía.(O)