Cuando celebramos la independencia de Cuenca al pensar en su desarrollo social, en su
creatividad cultural y en su proceso económico, bien podemos decir que es la ciudad hecha
por el esfuerzo constante de su gente, no es una presunción vana cuanto sí la afirmación de su
significado existencial. Cuenca es el resultado de los siglos de su existencia afirmada por el
poder decisorio de su gente.
La independencia implica cambios profundos y reales. Los monopolios y la concentración del
poder como la masificación mental son los abismos a superar con libertad y más libert
En nuestro tiempo de olvidos calculados, debemos recordar que el presidente Osvaldo
Hurtado un 20 de mayo de 1983 inauguró la Central Hidroeléctrica Paute, respondiendo a un
proceso de larguísima data iniciado por los estudios del ingeniero Daniel Palacios Izquierdo en
1961, la perspectiva técnica, ya desde esos tiempos prevenía la necesidad de aunar esfuerzos
para consolidar el sistema de electrificación nacional con otras fuentes energéticas pero
especialmente con la ampliación de las mismas, ya que la dependencia exclusiva de los
recursos hídricos es insuficiente a más del crecimiento demográfico, el proceso de
industrialización con la cobertura de los servicios y necesidades sociales definen la aplicación
de otras fuentes energéticas como la eólica y fotovoltaica, lo que demanda la inversión de
capitales privados superando la miopía estatizante. El Estado debe simplemente regular las
condiciones de seguridad jurídica en los términos de responsabilidades y beneficios
compartidos.
Entre tantos otros puntos de interés colectivo, los cuencanos pedimos que la sede de CELEC
retorne y sea definitivamente Cuenca porque la represa Paute debe ser administrada con
gestión técnica y eficaz. El centralismo es una tara a ser superado definitivamente.
La independencia existencial significa ser libres en un estado eficaz, democrático y social de
derecho. (O)