El espacio de expresión en un diario puede tener varios géneros de periodismo, hechos deportivos, investigativos, culturales, económicos, y tantos más. Pero propiamente esta columna, así como las que me acompañan al lado, llevamos una gran responsabilidad, la opinión. No es suficientemente digno conocer sobre un tema, pues desarrollarlo, y emitir un mensaje hacia los lectores, trae toda una variedad de reacciones. Para algunos, es una manera de compartir conocimientos y nada más; pero para otros, tiene un impacto e influencia en una decisión, en una forma de pensar, o simplemente provoca duda, crítica, o complacencia.
En principio, desplegar ideas hacia lo que se debe decir es motivante. Hay ocasiones en las que se siente la adrenalina en los dedos de las manos tipeando los caracteres requeridos. Por ahí, la mente acelera los contenidos y éstos se pelean entre ellos por llegar primero, y se tropiezan entre palabras, se caen, se levantan y corren hacia la meta; y ahí están, a veces campeones, y otras veces descalificados de la competencia por no cumplir con determinados requisitos, por salirse de la pista (pues es fácil irse por “otros lados” cuando hay mucho que decir), o también porque sobrepasó el límite del espacio. Suena paradójico, pero es verdad.
Lo que se expone, surge de la inspiración, y ésta tiene infinidad de orígenes: un estudio, una experiencia, una lectura, un trabajo, una anécdota, una conversación, una decepción, algo de actualidad, o también el pasado. Una buena parte llega tras largos minutos de silencio, de sentir muy adentro la mejor manera de poner en letras aquello que se vive. Las emociones están presentes pero el control y la lógica prevalecen. A la vez, se brinda veracidad en el tema, atracción en su composición, melodía en la voz escrita y continuidad en su redacción.
Y en este arte de creación, por el cual se ofrece siempre una bienintencionada columna, confluyen esperanzas hacia los lectores. Se aviva la voluntad de llegar a ustedes con ética y moral intachables. Y no se puede negar, se espera desde lo más profundo, que esta responsable contribución, genere un mundo mejor, una sociedad más humana, una comunidad más cohesionada, personas con una voz más fuerte para proteger la verdad, el amor, y las buenas costumbres que legamos al futuro. (O)