No es la última insensatez constitucional del señor Noboa la que desnuda sus pretensiones dictatoriales y que, de paso, ahonda el putrefacto escenario político en el que nos encontramos; son varias las acciones y omisiones que pisotean la Carta Magna y que vulneran la vida misma de la población ecuatoriana, así como nuestra integridad territorial. Basta con nombrar algunas de ellas: los “mecheros de la muerte” siguen ardiendo en la Amazonía, pese a la sentencia de la Corte de Justicia de Sucumbíos y al llamado de organismos internacionales para que respete las decisiones judiciales; se sigue explotando petróleo en el Yasuní, un año después del histórico referendo en el que se votó a favor de prohibirlo; y, ahora, una ilegal y oscura consulta ambiental –con el silencio cómplice de las autoridades locales–, se pretende invalidar la voluntad soberana de Girón y Cuenca y dar paso a la explotación minera en Quimsacocha… La ignorancia es más peligrosa que la maldad y causa daños mucho más graves, como el que pretende hacerse a nuestra débil democracia y arrasar con nuestro bien mayor como es nuestra rica biodiversidad. La respuesta ciudadana ante el llamado al ahorro del agua es una muestra de la conciencia ambiental de los habitantes de Cuenca; por ello, la exigencia a sus autoridades para que estén a la altura de las circunstancias y levanten su voz y, de verdad, acompañen al pueblo en la defensa de sus derechos. Es un ecocidio la minería en nuestras fuentes de agua. ¡No a la dictadura con facha de democracia! Ya dijimos ¡no a la minería! (O)