La XXIX Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno se inscribe en la historia como una evidencia del deterioro en la relevancia y capacidad de convocatoria de este tipo de encuentros internacionales.
Expertos en diplomacia, sociología y análisis político coinciden en que este evento expone una crisis que trasciende lo diplomático, dejando entrever las falencias de la política exterior y nacional ecuatoriana y de la región.
Una cumbre resaltada a nivel internacional, no precisamente por los objetivos del encuentro, sino por la «escasa, por no decir casi nula, participación de jefes de Estado».
Sin consenso
La XXIX Cumbre Iberoamericana concluyó el viernes 15 de noviembre de 2024 sin un consenso para adoptar una declaración final. Esto debido a las posturas antagónicas de Argentina y Cuba, que protagonizaron un intercambio de acusaciones durante la sesión plenaria.
Daniel Noboa, fue el único presidente de América Latina en la cita, en un hecho sin precedentes. Además del rey de España Felipe VI, los únicos jefes de Estado o de Gobierno fueron el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, y el jefe de Gobierno de Andorra, Xavier Espot.
Los demás países optaron por enviar a representantes de segundo nivel.
Para Fernando Yépez, excanciller ecuatoriano, la cumbre pasará a la historia como «uno de los fracasos diplomáticos más notorios» que ha habido en la historia en las relaciones multilaterales y de este tipo de reuniones internacionales.
“Han asistido apenas tres jefes de Estado y algunos con funciones absolutamente protocolarias que no son jefes de Gobierno, como es el caso del Rey de España. Es una reunión de directores de cooperación, es decir, no tiene significado alguno el nombre de cumbre”, aseguró.
Yépez atribuye esta situación a una política exterior «irreflexiva» marcada por varios acontecimientos. Entre ellos, mencionó el ingreso a la embajada de México en Quito. Además, las críticas emitidas por el presidente Noboa hacia líderes de la región, como Gustavo Petro de Colombia, Javier Milei de Argentina y Nayib Bukele de El Salvador, las cuales fueron publicadas en la revista The New Yorker el pasado junio.
Para el experto diplomático, esta cumbre es el reflejo de una «política exterior improvisada», que, en los últimos siete años, ha estado marcado por una «grave falta de liderazgo y conocimiento en temas internacionales».
“Los presidentes han carecido de experiencia en política exterior y de formación jurídica o académica adecuada para gobernar el país, lo que ha llevado al nombramiento de funcionarios improvisados”, manifestó.
Cumbre empresarial
El sociólogo Patricio Carpio señaló que es una «cumbre sin mayor trascendencia política» y sin capacidad de tomar decisiones fundamentales que evidenció la baja capacidad para convocar del presidente Daniel Noboa.
Sobre el XV Encuentro Empresarial Iberoamericano, aseguró que tampoco aportó soluciones relevantes a los problemas económicos y ambientales de la región.
Además, Carpio resaltó que la falta de diálogo con la sociedad civil y la exclusión de temas cruciales, como la revisión de la democracia y la participación ciudadana, evidencia un enfoque desconectado de las necesidades de la región.
Este desinterés por abordar los retos reales es, según el experto, un síntoma de gobiernos más preocupados por sus intereses económicos.
“Si estamos hablando de lo económico, un tema que debería ser tratado en los países latinoamericanos es la relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), con el Banco Mundial y la deuda externa, para en bloque, tratar de conseguir beneficios en términos de bajar intereses o de disminución bilateral de la deuda externa haciendo planteamientos innovadores”, añadió.
«El tema sigue siendo cómo competir entre los propios países latinoamericanos y sacar provecho de eso; esa lógica debería ser descartada para pensar en otro modelo de democracia, en otro modelo de desarrollo, en otra matriz energética y económica». Patricio Carpio, sociólogo.
Contra Cumbre
Para la analista Ana Cecilia Salazar, Cuenca acogió dos cumbres: La iberoamericana y la Contra Cumbre de la Resistencia de los pueblos. “Mientras a los europeos se les brindó una gran acogida con lujo, comida y espectáculos; a los otros les dijeron ‘ni se acerquen por aquí’”, afirmó.
Así se manifestó, en alusión a la advertencia del alcalde Cristian Zamora, de quien dijo, “tiene un estilo propio”.
Para la experta, el Ecuador vive un panorama complejo, «con pocos indicios de una solución cercana«, lo que augura que «los problemas se profundizarán con el tiempo».
Para los expertos, la XXIX Cumbre Iberoamericana, lejos de ser una oportunidad para fortalecer la integración regional, se convirtió en un recordatorio de las debilidades estructurales de la región.
Contradicciones
La analista señaló también las contradicciones inherentes al evento. Dijo que, mientras la agenda proponía discutir sostenibilidad y empleo juvenil, el contexto nacional es un país en crisis energética, con despidos y sequías intensificadas por un modelo extractivista.
«Estamos viendo los efectos del cambio climático, sequías prolongadas que nos llevan a eventos más lamentables que se suscitan en los cerros y páramos, como los incendios forestales en el Parque Nacional Cajas». Ana Cecilia Salazar, analista.
Salazar agregó que, también se buscaba abrir Cuenca a una ventana internacional para impulsar el turismo. «Esta estrategia de marketing tampoco dio resultado porque se esperaba a más mandatarios, pero no llegaron”.
Futuras cumbres
El resultado de la cumbre pone en riesgo la relevancia de futuros encuentros iberoamericanos.
“Si no hay acuerdos, no hay consensos, no se puede esperar nada. El impacto puede ser que las cumbres vayan erosionándose y perdiendo relevancia y no tengan mayor poder de incidir en el mundo”, indicó el sociólogo Carpio.
A nivel nacional, la cumbre también deja lecciones sobre la necesidad de replantear la política exterior de Ecuador y priorizar estrategias coherentes que proyecten confianza y liderazgo, en un contexto donde la imagen externa es crucial para atraer inversión y cooperación. (I)
18
de los 19 países que participaron en la XXIX Cumbre Iberoamericana adoptaron una declaración conjunta en diversas materias que no quiso suscribir Argentina.
DATO
España, próximo anfitrión de la XXX Cumbre Iberoamericana, asumió el reto de recomponer este foro tras culminar una cita marcada por la ausencia de mandatarios.
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