Incendios forestales, posiblemente provocados, arrasan con miles de hectáreas en Azuay y Loja.
Las llamas asoman nomás de un momento a otro, casi que de manera sincronizada y, por lo general, en zonas inaccesibles para los bomberos y otras brigadas de voluntarios.
¿De quiénes son esas manos criminales? ¿Por qué lo hacen? ¿Será que tienen fines malsanos, únicamente diagnosticables mediante un examen psiquiátrico? ¿Podrá la justicia dar con ellos?
Algo no cuadra, ¿verdad?
Tampoco cuadra el traslado surrealista desde República Dominicana de USD 2 millones al Ecuador por dos hermanas y detenidas en Quito “con las manos en la masa”.
Dos mujeres posiblemente utilizadas. ¿Por quiénes? ¿Acaso por el narcotráfico? Si es así, ¿Para qué?
¿Tal vez para financiar a alguna candidatura presidencial, ahora que, según la revista The Economist, el nuestro es un “narcoestado”, como en su tiempo Francisco Huerta (+) habló de “narcopolítica”, y, lo decimos nosotros, el prefijo narco corre el riesgo de ser aplicable a cualquier actividad.
¿Se llegará al fondo del asunto? ¿O quedará en el misterio como el caso de aquel magnate criollo, posiblemente “glaseado”, en cuya cuenta bancaria “alguien” le depositó USD 13,5 millones, pero él no supo quién lo hizo, ni por qué, ni para qué, y si bien fue obligado a depositarlos en las cuentas del Estado, judicialmente quedó en el aire?
¿Cuadra esto? Tampoco.
¿Cómo cuadrar la mira si, en una especie de guerra por el trono y por el poder también, aquel magnate acaba de quedarse sin el negocio submarino, multimillonario por cierto, luego que el hijo de otro magnate en ejercicio del poder se lo quitara de un solo plumazo?
¿Se le libró el país de que el hijo del primero, supuestamente ya sin acciones en aquel negocio, pudo haber sido electo presidente del país, cuya aspiración también fue aniquilada de un solo tajo?
¿Cuadra decir que esto es guerra entre las oligarquías del “gran Guayaquil”, que quieren el poder a toda costa?
¿Cómo cuadrar las “condolencias” expresadas por Alexis Mera a favor de Danilo Carrera tras ser sentenciado en el Caso Encuentro por el delito de “delincuencia organizada”, y luego ser respaldado por un expresidente condenado, de cuyo gobierno fue pieza clave, y también enviado a la cárcel? ¿La corrupción tiene vasos comunicantes?
¿Cómo cuadrar lo que ocurre en la Justicia, el CNE, la Judicatura, la Corte Constitucional, el Cpccs, el Contencioso Electoral, donde irrefrenables ambiciones quieren mantener el control para seguir cuadrando lo que les conviene, menos este país cuyas hilachas se disputan a dentelladas? (O)