La batalla está entablada en nuestro país en una «guerra interna» entre las fuerzas del bien y del mal,» entre la corrupción y la honestidad». Los periodistas con mística y ética están comprometidos en ésta lucha y hasta llegar a la batalla final contra la inmoralidad, la corrupción, el robo y el saqueo a las Instituciones Públicas de nuestro amado País , no se ha de dar tregua a las incorrecciones administrativas en cada organismo del Estado, aunque ello signifique una serie de dificultades, incomprensiones, intimidación, amenazas, persecuciones, e inclusive la muerte en algunos casos, no se debe admitir disyuntivas y la única opción es «Ser o no Ser». En esta lucha que se libra día a día y que empieza con la denuncia fundamentada, que aporta con elementos de convicción para determinar un hecho doloso en determinadas esferas del Estado, que el pueblo vaya tomando consciencia de que el sistema está corrupto y que por lo mismo se hace urgente y necesario un cambio o reestructuración total de las estructuras administrativas, sociales, económicas, políticas, las que en la actualidad se encuentran tomadas por audaces y oportunistas que saquean las arcas del Estado. En la actualidad se han hecho serios cuestionamientos sobre contratos públicos, el uso y abuso de los bienes estatales para promocionar la campaña electoral que se avecina, nombramientos de funcionarios al margen de la Ley, tráfico de influencias, coimas y cohecho, salvo raras excepciones, sin embargo no hay una investigación severa para sancionar a los responsables de tan execrables delitos. Los corruptos al amparo del poder transitorio que ostentan pretenden humillar y acanallar a los auténticos periodistas que no han vendido su pluma, para favorecer al colega, al compañero, al amigo, porque están convencidos que no se puede ser desleal con el pueblo que ha confiado y confía en la seriedad e imparcialidad del trabajador de los medios honestos de comunicación. En Ecuador se vive bajo la presión constante y la represión abierta o veces solapada de los Directivos de las Instituciones que han sido señaladas como corruptas y los periodistas honestos que trabajan en ellas son la piedra de tope, por considerarlos a su juicio desleales, pretendiendo vanamente con ello cambiar la conducta de quienes no se amedrentan ante el peligro, porque libre y voluntariamente eligieron ésta profesión , no para quemar incienso al tirano ni para adular hipócritamente, sino para dar a conocer al pueblo hechos que deben corregirse inmediatamente. Sólo denunciando la inmoralidad y la corrupción como primer deber con la sociedad y con la Patria, estamos cumpliendo con la sociedad que espera mucho de nosotros para erradicar definitivamente a los malos ecuatorianos, enquistados en el poder bajo el amparo de partidos políticos que se alejan de la ética y la moral. (O)
DZM
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas periodísticas, elaboración de suplementos y materiales comunicacionales impresos. Fue directora de diario La Tarde y es editora.
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