¿Sabe usted cuáles fueron los criterios que le dieron a Cuenca alcanzar la denominación de Patrimonio Cultural de la Humanidad? Según historiadores e investigadores, la ciudad es “un libro abierto” en el que se pueden leer los tres principales criterios.
Es importante recordarlos pues, hoy 1 de diciembre, Cuenca cumple 25 años de la declaratoria.
Muchos cuencanos relacionan la declaratoria patrimonial de la Unesco con la arquitectura. Pero, en realidad, son tres los criterios que le dieron la denominación internacional.
Estos fueron:
- Primero, que “Cuenca ilustra la perfecta implementación de los principios de planificación urbana del Renacimiento en las Américas”.
- Segundo, “la fusión exitosa de las diferentes sociedades y culturas de América Latina está simbolizada de manera sorprendente por el trazado y el paisaje urbano de Cuenca”.
- Tercero, “Cuenca es un ejemplo sobresaliente de una ciudad colonial española planeada en el interior”.
Esteban Herrera, especialista en historia del arte, revela que Cuenca es la típica ciudad que se funda en la época virreinal. Es decir, que conserva la traza perfecta de damero o cuadriculada.
Esta característica se alinea con el primer criterio: Cuenca conserva la implementación de los principios de planificación urbana del Renacimiento de las Américas.
Trazado de la ciudad
Este particular trazado se puede ver a través de fotografías tomadas por drones o capturadas a bordo de aeronaves.
En ellas se distingue claramente la división de manzanas en el caso histórico, perfectamente alineadas.
Además, existe un singular elemento que caracteriza a las calles de Cuenca: el adoquín.
Este es otro elemento que ya puede ser considerado patrimonial, según Herrera, pues de acuerdo con sus investigaciones la implementación de este material comenzó en la década de 1930.
Antes, es probable que en las calles de Cuenca se usara un material como la piedra bola, algo similar al camino de García Moreno, para hacer un símil, detalló Herrera.
Asimismo, explicó que el ancho de las calles se mantiene de acuerdo con la planificación del Renacimiento en las Américas.
En resumen, el trazado de las calles en el Centro Histórico es el primer criterio por el que Cuenca fue declarada Patrimonio Cultural.
Leer el segundo criterio, “la fusión exitosa de las diferentes sociedades y culturas”, se logra caminando la ciudad, dice Herrera.
Cañari, Inca y Republicano
Desde el parque arqueológico Pumapungo, el resultado de la herencia cultural Cañari e Inca, revela el origen de la ciudad. Esto permite entender las primeras civilizaciones radicadas en esta zona.
Mediante su arquitectura, es posible evidenciar la influencia Republicana hasta llegar a la modernidad.
Es decir, el segundo criterio que le permite a Cuenca ser Patrimonio Cultural de la Humanidad, es la facilidad que tiene para exponer al mundo el resultado de la convivencia de culturas.
“Cuenca es un libro de historia, a través de su arquitectura se pueden observar las distintas fases y los períodos constructivos”, enfatizó el historiador Herrera.
Y otro detalle característico que tiene Cuenca y que la distingue de las demás ciudades con esta denominación, es El Barranco “un hito de la ciudad que le dota de belleza, junto al Tomebamba; es una característica que pocas ciudades tienen”, refirió.
Y ¿qué significa el tercer criterio, “ser un ejemplo sobresaliente de una ciudad colonial española planeada en el interior”? Para Herrera, esto significa que, a diferencia de las primeras ciudades de América fundadas por los españoles, Cuenca es una ciudad que se localiza a unos 300 kilómetros de la Costa.
Además, porque es una ciudad que se organiza de tal forma que los principales poderes de la ciudad se aglutinan en el centro.
En este sentido, Herrera considera que las políticas públicas patrimoniales de Cuenca, deben estar encaminadas a que el centro de la ciudad está cada vez más habitado por su gente.
Esto significa reducir la gentrificación, algo que, según su criterio aumenta el valor inmobiliario, comercial y puede empujar a que menos gente viva en el centro.
Conservación del centro de Cuenca
Bárbara Molina, especialista en gestión patrimonial, coincide con este criterio. Para ella, la falta de facilidades y alternativas para la conservación del patrimonio ha empujado a los propietarios de los bienes a ver con temor este tema.
Con políticas claras de restauración y fomentando el uso de materiales de antaño como el adobe, facilitaría conservar los bienes. De paso, se conservan saberes que de a poco se han perdido.
Y otros como la teja, las cruces en los tejados y los materiales de templos religiosos.
Además, dijo Molina, se puede promover la entrega de recursos municipales destinados a mejorar los bienes patrimoniales.
Agrega que “no hay incentivos para restauraciones, no hay un plan de gestión del patrimonio, no hay un banco de materiales constructivos y no se sabe en dónde conseguirlos”. (I)
‘Fachadismo’ es un riesgo para el patrimonio
Entonces, el ‘fachadismo’ se convierte en un riesgo, pues en lugar de permitir que el centro sea habitado, aleja a las personas “que son lo más importante del patrimonio”, sostiene la investigadora Bárbara Molina.
Cada gobierno local, debe evitar que el centro se convierta en una fachada bonita y propender a convertirse en un centro habitado, adecuado para todo tipo de personas y no solo para aquellas que gozan de un nivel económico alto, sostiene.
Molina también piensa que hay aspectos positivos de la declaratoria, pero que el uso y el abuso del patrimonio con fines turísticos hoy, “no es lo más adecuado”. (I)
Datos
- El 1 de diciembre de 1999, la Unesco nombró a Cuenca como patrimonio Cultural de la Humanidad.
- Antes de Cuenca, solo Galápagos y el Centro Histórico de Quito gozaban de esta denominación.
- En la ciudad, las actividades festivas por esta fecha se adelantaron para el 28 de noviembre.
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