El Cuerpo de Bomberos de la ciudad de Cuenca, en unión sobre todo de comuneros, han enfrentado estos innumerables incendios que se han presentado en todas las montañas de Cuenca. Han empeñado un noble corazón, sintiendo pena por la naturaleza, por la Madre Tierra. Se les ha visto en intensas campañas, unos quemados, otros desfallecientes y otros luchando contra el fuego. Los ciudadanos también se han unido a esta ardua tarea. Los bomberos siempre ayudan a proteger a la sociedad, actúan en la prevención de incendios y siempre están en primera línea para atender cualquier emergencia.
Los bomberos protegen vidas, propiedades que se incendian o se destruyen por los cataclismos, su principal objetivo es salvaguardar la integridad de las personas, rescatan y protegen a la comunidad ante cualquier tipo de siniestro. Las personas quieren ser bomberos para ayudar a la gente, para contribuir con la comunidad porque tienen la vocación de servicio. Los bomberos son personas altruistas y su valor hay que resaltarlo cuando se unen a la comunidad para salvar la naturaleza.
Bien podrían, bomberos y comunidad, cruzarse de brazos o bajar la guardia ante los incendios de bosques y pajonales, pero la conciencia humana indica que el fuego está devorando a millones de especies y a millones de plantas, fauna y flora; como dice el dicho en el campo “en un santiamén” desaparecen en el humo. Ellos han demostrado en estos días su capacidad de amar la naturaleza, su deseo de cuidar y conservar las plantas y los animales, así como el respetar el entorno natural. Ellos, bomberos y comunidad, se han conectado con la tierra, han mostrado su generosidad y su noble corazón. Un día, ellos recibirán el agradecimiento de la naturaleza. (O)