Dos días tan contrastantes… como todo lo que distingue a nuestra sociedad humana, el primero la fiesta del mercado de consumo, que despierta en nosotros ese estado de insatisfacción permanente, siempre falta algo… esta idea de que para ser felices tenemos que comprar, consumir, adquirir, llenarnos de cosas, y si, llenar de cosas a quienes con nosotros están, como una forma de mostrarles nuestro amor… las redes, los comerciales nos venden rostros de gente feliz comprando, la realidad es diferente, la gente este ansiosa, angustiada, aferrándose a cosas, incluso ¡arrebatándose cosas!, por un poco menos de dólares (por lo menos esos nos dicen) nos incitan a comprar todo lo que no salió, no se vendió… y si ingenuamente caemos ¡todos! en estas tretas del mercado, indistintamente de nuestro nivel intelectual, económico o social ¡todos consumimos, compramos en las rebajas del temible viernes negro!, siempre carentes, siempre necesitados, cayendo en esta rueda de consumo que no tiene límites y que no me cansare de repetirlo está acabando con todos los recursos del planeta, con la vida misma, pero bueno por ahora dejémoslo así…
Vamos al otro lado de la medalla, el día de Acción de Gracias, un día para compartir y agradecer y que diferente el sentir que una y otra despierta en nosotros, cuando la gratitud nos habita nada falta, ¡todo está!, confiamos, nos sentimos seguros, siempre está y estará con nosotros lo necesario para nuestro bienestar y aprendizaje, ¡somos abundantes! porque siempre tenemos algo que compartir, aquí como paréntesis, desde pequeña me ha llamado la atención la generosidad de la gente que vive en el campo, que cultiva la tierra, que tiene animales, siempre generosa, compartiendo lo mejor que tienen: huevos de sus gallinas, la gallina más gorda, los mejores granos de su cosecha, generosos como la tierra, ¡dan a manos llenas!; así el estado de gratitud nos genera serenidad, paz, un bienestar sostenible, duradero, no llena nada, porque no hay vacío que llenar, ¡estamos satisfechos!
Y para terminar una reflexión final quizás no solo para este día, para la vida, ¿cómo queremos vivir nuestras vidas?, sintiendo siempre que algo nos falta, comprando, consumiendo, tras un sinnúmero de placeres que duran poco y que luego nos dejan más vacíos que antes… o agradecidos todo el tiempo, observando que ¡tenemos tanto!, nada nos falta, todo lo que necesitamos ¡ya está!, esta sensación nos genera un estado de serenidad y confianza, no tenemos que salir corriendo a ningún lado, este bienestar sostenible y duradero nadie nos lo pueda dar o quitar, porque viene de adentro. (O)