El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, dado de alta ayer tras haber sido sometido a una cirugía el lunes para tratar una hemorragia intracraneal, admitió que se asustó con la cantidad de líquido (sangre) que sus médicos detectaron en su cabeza y que se preocupó con su salud.
«Yo creía que estaba curado tras haber hecho cinco tomografías (tras sufrir un golpe en la cabeza por una caída en el baño en octubre), pero me asustó el crecimiento del volumen de líquido en mi cabeza. Me preocupó», dijo el líder progresista en una rueda de prensa. El mandatario, que apareció de sorpresa en una rueda de prensa que daban sus médicos usando un sombrero Panamá para ocultar el curativo, agregó que ahora está regresando a casa tranquilo, consciente de que tiene que cuidarse y listo para trabajar.