Monseñor Luis Gerardo Cabrera Herrera, recibió la investidura de Cardenal de manos del Papa Francisco, en ceremonia solemne llevada a cabo en Roma el viernes antepasado. La decisión papal ya se conocía desde algunas semanas, circunstancia que había sido recibida con beneplácito por las familias católicas del Ecuador, pues, en el tiempo que Monseñor Cabrera cumplió funciones inherentes a su ejercicio sacerdotal, demostró cualidades de líder, de conductor, excepcionales.
Una vez terminadas, tanto su preparación académica como funciones administrativas en importantes universidades e instituciones del viejo continente, regresó al Ecuador y se hizo cargo del arzobispado de Cuenca, delicada tarea que la llevó adelante con inteligencia y prestancia, procurando siempre que sus reflexiones y enseñanzas sean fiel reflejo de los preceptos evangélicos y acordes a las aspiraciones de las nuevas corrientes sociales. Luego de varios años en el austro del país, la grey cuencana despidió con pena a Monseñor Cabrera, quién, por disposición de las autoridades eclesiásticas pasaba a encargarse de la Diócesis de Guayaquil, encargo que, asimismo, sirvió para demostrar, una vez más, la labor del pastor intachable, humilde, ecuánime y profundamente comprometido con los sectores más vulnerables de la sociedad. En los últimos años, además del arzobispado de urbe porteña, se encontraba al frente del manejo de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, institución que ha sido conducida con enorme tino y sagacidad en sus relaciones con las demás organizaciones de la sociedad civil.
El Cardenal Cabrera, cuya designación alegra sobremanera a las familias católicas del Ecuador, es oriundo de Azogues, provincia del Cañar, y proviene de un hogar donde el calor humano, la solidaridad y la palabra de Dios, formaron el entorno ideal para su crecimiento espiritual y personal. Como azogueños y cañarenses nos congratulamos por el nombramiento del Cardenal Cabrera y hacemos votos porque su ardua y delicada tarea sirva para fortalecer la unidad y la fe cristianas en nuestro país. Que Dios bendiga siempre sus pasos Cardenal Gerardo Cabrera. (O)