La Navidad es una temporada en la que los sabores típicos resaltan en las reuniones familiares y sociales. Entre los aromas que impregnan los hogares destacan las bebidas tradicionales que han acompañado a generaciones de cuencanos y se mantienen vigentes como símbolos de identidad.
La Leche de Tigre
Carlota Vélez Villacís, propietaria del tradicional «Pan de las Villacís», relata con orgullo la historia de la leche de tigre, una bebida cuya receta ha sido transmitida desde 1908 por su bisabuela, Alegría Parra de Villacís.
«Nuestra receta es una herencia familiar que se ha mantenido intacta por más de un siglo», afirma Carlota acompañada de su nieta, Camila Vásquez, quien le ayuda en la preparación de los 50 litros que elaboran cada temporada. Se trata de un proceso meticuloso que combina leche hervida, azúcar, especias, huevos, licor y un toque de vainilla que le da un sabor dulce y una textura cremosa.
Esta bebida se acostumbra servir en las novenas navideñas en pequeñas copitas, después de los rezos o en el brindis de medianoche de Navidad, aunque siempre es una alternativa para las celebraciones religiosas.
«En un mundo cada vez más industrializado, es un privilegio poder ofrecer un producto artesanal, auténtico y exclusivo que es parte de nuestra identidad cuencana», expresa Camila, quien se alista para tomar la posta del negocio familiar de las Villacís.
Mistelas: Un digestivo
Otra traducción de las fiestas es la mistela, un licor macerado con sabores de menta y mora. Mientras la mistela de mora deleita por su dulzura, la de menta es un digestivo, por lo que se sirve después de las comidas copiosas de Navidad.
Esta bebida se prepara tradicionalmente con frutas, azúcar y licor. Carlota explica que tienen un grado alcohólico promedio del 30 %. Se sirve en una copa pequeña y se ingiere de un solo trago o shot.
Antaño, también era costumbre brindar una copa de este licor dulce a las visitas. El consumo de estas bebidas tradicionales ha disminuido en los últimos años. Sin embargo, las Villacís mantienen viva esta tradición, que también se ha convertido en una opción de obsequio artesanal.
Chocolatada
Johana Cruz, gestora del Museo del Cacao, prepara el chocolate tradicional con cacao y especias, una bebida que se acompaña con suspiros o pan de pascua.
Este se sirve durante la medianoche de Navidad, cuando las familias se reúnen en torno a la mesa para compartir, convirtiéndose en un símbolo de unión.
Sin embargo, Cruz menciona que esta receta clásica ha tenido innovaciones debido a que algunas personas son intolerantes a la lactosa o son veganas.
«Desde nuestro trabajo hemos innovado y ahora mucha gente lo consume sin hervirlo y en agua, similar a una infusión de manzanilla. Gracias a las propiedades del cacao, este estilo ayuda a desinflamar el estómago, mejora la digestión y fortalece el sistema inmunológico,» explica.
Para las personas veganas, el chocolate se adapta con leches vegetales, como las de coco, pepa de zambo, zapallo o almendras.
La preparación del chocolate caliente tiene su técnica especial para estas festividades.
Se hierve media taza de agua, se añaden las pastillas de chocolate al gusto y se bate con un molinillo hasta que espese. Luego, se incorpora más leche o agua y se deja hervir.
La chicha
La chicha de jora también forma parte de las celebraciones navideñas en algunas familias. Esta bebida fermentada de maíz, acompaña platillos típicos y tradiciones como el Pase del Niño Viajero.
Su presencia en estas festividades subraya el vínculo entre la gastronomía y la espiritualidad andina.
Las bebidas tradicionales no solo deleitan el paladar, también conectan a quienes las degustan con su historia, su cultura y sus raíces. En cada sorbo de leche de tigre, mistela, chocolate o chicha, se encuentra un legado que endulza la Navidad. (PNH)-(I)
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