Dentro del Monasterio del Carmen de la Asunción, la vida parece fluir en un compás de oración y entrega, pero al mismo tiempo, desde ese espacio de clausura, emana una energía que moviliza a una ciudad.
Las hermanas, guiadas por la devoción han construido un puente entre su mundo de silencio y el bullicio cotidiano de Cuenca, para reunir a miles de personas en torno a una fe compartida: el Niño Viajero.
Fue la madre Leonor María del Espíritu Santo quien, con su sentido de misión y amor al prójimo, fundó en 1991 el grupo ‘Hermano Miguel’ para apoyar esta obra de caridad y cumplir con los preparativos del Pase del Niño, que se inician en agosto y que cada vez gana más devotos.
Cada 24 de diciembre, mientras la Gran Pasada recorre las calles del Centro Histórico, dentro del Monasterio ocurre un acto de amor desinteresado: la repartición de almuerzos para quienes asisten a la festividad.
Chanchos hornados
Desde el amanecer, comienza lo que podría llamarse el «desfile de los chanchos hornados». No era parte oficial del Pase del Niño Viajero, pero se ha convertido en una tradición. Priostes y personas de todas partes llegan con cerdos preparados, arroz, mote, ensaladas y otros alimentos.
Las donaciones no se anuncian, no se solicitan; simplemente llegan, guiadas por el espíritu solidario. «Siempre nos preguntamos si alcanzará y siempre alcanza. Nunca nos ha faltado», comenta la hermana Ana María del Niño de Praga, del Monasterio del Carmen de la Asunción.
La espontaneidad de estas contribuciones asombra tanto como la certeza de que nadie se quedará sin un plato de comida.
“Un año que ya casi no quedaba nada que ofrecer, sacamos los atunes de las canastas navideñas, pero hasta el último comió. Diosito no deja que ninguno se vaya con la boquita vacía».
Más que una logística planeada, es una cadena de actos voluntarios. Las madres reciben las donaciones, organizan los alimentos y junto con los integrantes del grupo ‘Hermano Miguel’ reparten los platos. Este año, además, se sumaron los Scouts.
Se calcula que el pasado martes se repartieron almuerzos a unas 10 mil personas, quienes llegaron desde todos los rincones de la provincia al Pase del Niño.
«Es una bendición poder estar aquí. Es un trabajo que hacen las madres y nos da esperanza, especialmente en momentos en los que muchas familias pasamos por dificultades», comenta Carmen Gutiérrez oriunda de Paccha, mientras espera en la fila para recibir su porción
Colaboración
Leonardo Pesántez, integrante del grupo ‘Hermano Miguel’, explica que ellos colaboran para mantener el orden y asegurar que todo transcurra sin contratiempos, en coordinación con diversas instituciones.
«La gente que participa en el Pase del Niño Viajero, termina el recorrido y acude a la Plaza de las Flores, donde hacen fila para servirse el almuerzo».
Desde antes del mediodía, las personas empiezan a formarse para recibir su comida. Las filas se extienden hasta alrededor de las 18:00. Con gratitud, una de las Hermanas de la familia Ramón señala las enormes cantidades de platos apilados, que serán servidos a los asistentes.
Para la hermana Ana María del Niño de Praga, este acto de solidaridad refleja la enseñanza de vivir en comunidad. “Nuestra madre Leonorcita nos ha formado en el amor y la unidad. Ese es el milagro más grande que Dios hace en todo Monasterio: que vivamos en un solo corazón y en una sola alma, entregándonos a Él», asegura.
Toda donación que reciben las Carmelitas se destina al Pase del Niño y a los agasajos. “Me admiro y me pregunto: ‘¿Cómo con nuestra pequeña vida, podemos movilizar a todo Cuenca?’ Y pienso ‘es obra de Dios y nada más, porque humanamente no es posible’”, dice la hermana Ana María.
En la actualidad, 18 monjas cuidan del Niño Viajero en el Monasterio, que tiene capacidad para 21 religiosas. Todas ellas se dedican con devoción a la oración, a la Virgen del Carmen y al Niño Viajero, quien permanece en una urna de vidrio, en el aposento de la madre Leonor. (PNH)-(I)
342
años de historia tiene el Monasterio de las Carmelitas. La primera comunidad de monjas inicio la vida claustral en Cuenca en 1682, en la fiesta de la Asunción.
1987
es el año en el que el Monasterio se hizo cargo del Pase del Niño Viajero. En 1991, la entonces priora, Leonor María del Espíritu Santo conformó el grupo ‘Hermano Miguel’.
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