Nadie podía imaginarse lo que pasaría con un rudo bloque de madera en manos de un artista y tallador mágico. Golpe de cinceles y puntas diestras sacaban del corazón de la madera una imagen de un niño Jesús rubio y de nariz respingada. Josefa Heredia, matrona y ancestro de la ilustre familia Cordero, sin duda la que más hijos preclaros dio a Cuenca y el Azuay, encargó su talla en los lejanos años de 1823. En su largo peregrinar de herederos, el niño Jesús llegó por fin a manos de Monseñor Miguel Cordero Crespo, inmenso personaje de sonrisa permanente y su gran humanidad, alto y de un abdomen a resaltar, que le volvía realmente impresionante y que ocupaba el cargo de Protonotario de la Curia y que el sutil humor cuencano le decían por su corpulencia, el promontorio y sus compañeros clérigos envidiosos protozoario. En 1961 la imagen fue viajera en las manos de Taita cura a Tierra Santa, el río Jordán, Roma y el vaticano, donde fue bendito por el Papa Juan XXIII y a su regreso doña Rosa Pulla, mujer profundamente religiosa, exclamo “ya viene el viajero“ quedando como el Niño viajero y en cuyo honor empezó con no más de una decena de priostes el pase del niño, que hoy es una maravillosa y enorme procesión donde participan Universidades Colegios, instituciones grupos culturales etc, que preparan atuendos de lo más elegantes durante todo un año para lucir su arte y actuación. Hoy son custodias de la imagen las monjas del Carmen de la Asunción, las encargadas de confeccionar primorosamente cada año y con hilo de oro y perlas el vestido del niño, colección que ya, con el paso de los años va formando un museo propio. Desde niño vi nacer este monumental acto de fe y que lo veo crecer ya 60 años de mi vida desde el mismo balcón de la casa ancestral de mi familia, que con el paso del tiempo se volvió enorme y crece cada año, pues el de ayer congregó más de 100.000 almas llenas de fervor y henchido el pecho, un millar de carros alegóricos, convocados de todos los puntos del país, pues tenemos mayorales, cholas cuencanas, otavaleñas, saraguros, afroamericanos, shuaras amazónicos y mucho más. Llegado el 24, en ceremonia, cambian los priostes dueños cada año de la organización y sale del claustro monástico la imagen ya bellamente vestida, para luego sobrevolarla en helicóptero los cielos de Cuenca y para bendecirla. N importa si eres creyente o no, pues esto es maravilloso y ya es patrimonio inmaterial e intemporal de la nación y en breve del mundo con seguridad, pues está entre los nominados. Gracias Taita Cura Cordero. (O)
Dr. Aurelio Maldonado
Médico otorrinolaringólogo. Profesor universitario. Presidente de varias instituciones y de Congresos. Escritor.
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