Deseo que los 4 niños de Guayaquil regresen vivos a sus casas, que sus madres vuelvan a dormir sin llorar, que los niños empobrecidos y racializados dejen de tener miedo a los policías y militares. Y si no regresan, que los militares que los desaparecieron tengan un juicio limpio, y con la pena máxima por su crimen.
Deseo que los niños del país sean libres, puedan andar en la calle sin miedo a ser cooptados por las pandillas, que reciban más amor en su casa y ninguna droga ni armas en las calles, que el estado responda por su bienestar, que tengan opciones de vida, que la delincuencia no sea su estrategia de sobrevivencia.
Deseo el despertar de mi pueblo, que levanten los ojos de las pantallas y tomen conciencia de lo que nos está pasando, que se den cuenta de que vivimos en dictadura porque nuestro mandatario no respeta ley alguna, que tenemos derecho a reclamar y rechazar sus medidas.
Deseo que los candidatos tengan más conciencia y menos ambiciones personales, que acabe la corrupción, que el poder que alcancen sea para tomar las riendas del país y restaurar lo quebrado que está. Se que no soy la única con estos deseos, y sabemos que la forma de alcanzarlo será en las calles. (O)
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