El Espantapájaros

Estéfani Chalco Salgado

Unos artículos atrás, escribí que la música de Antonio Vivaldi invita a imaginar el vuelo de aves algunos allegros de su obra Las Cuatro Estaciones. ¿Cómo obviar que quizá entre las praderas y campos de cultivos existe un espantapájaros que rompe con la línea melódica? En la realidad de campiñas, viñas y huertas, este espantajo asusta a las aves que amenazan con comerse los frutos sin permiso. Se hace un paréntesis a la propuesta del compositor europeo para ver lo cercano y correspondiente a nuestras pampas.

El Espantapájaros es una hermosa creación ecuatoriana de quien falleció hace unos días, el maestro y compositor Gerardo Guevara. Pasillo de dulces y nostálgicas notas, esta pieza es parte del gran legado que nos deja el autor cuya misión y convicción fue que los ecuatorianos nos encantemos y fomentemos la música propia. Digo propia porque así es más “palpable” y advertida en nuestros barrios antes que llamarla simplemente “nacional,” aun si Guevara representaba un “nacionalismo musical.” Apena su partida, pero alegra saber que recibió sus reconocimientos en vida. Homenajes, entrevistas, un libro biográfico, ciclos de conciertos de sus obras por parte de orquestas sinfónicas, entre otros. No lo supo, pero también interpreté su lindo pasillo al piano.

Nacido en Quito, creció en medio de la música gracias a su padre, quien trabajaba en el Conservatorio Nacional en Quito. En una biografía en el sitio web “Museo del Pasillo,” consta que compuso El Espantapájaros en 1955 mientras hacía de pianista acompañante a grupos de ballet en distintos estudios.  Vivió en París, fue pianista en el Moulin Rouge, pero sus macizas raíces lo hicieron volver y pisar tan fuerte en la música, que ha dejado esa huella perpetua con un mensaje para todos: “valorar lo que hay en casa.”

Hoy, pienso en la herencia generacional del pasillo. Recuerdo a mi abuelito cantando “mi alma respira por la herida viendo a mis lindas tres Marías.” Mis padres analizaban la profundidad de las letras en canciones de Julio Jaramillo, y espero mis hijos recuerden a su madre interpretando El Espantapájaros de Gerardo Guevara en un piano que hacía poesía de una melodía tan especial. Conozca un poco más de éste y otros pasillos, permita que sus descendientes también se maravillen y mantengan este legado cultural. (O)

Lcda. Estefanía Chalco

Magister en Gestión Cultural, Licenciada en Estudios Internacionales y Comercio Exterior. Ha ejercido funciones en el sector público y privado ante organismos internacionales. Gestora de proyectos sociales.

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