¡Cuando estamos terminando el año, se nos plantea la pregunta en torno al tiempo! ¿Qué es el tiempo? ¿Cómo se valora o se percibe al tiempo? Con Heidegger y los estudiosos de la filosofía, el tiempo es una experiencia subjetiva que se mide por la propia percepción de una persona, en cuanto a la duración de los acontecimientos en desarrollo. En estos días finales del año, hablamos del tiempo transcurrido, de lo rápido que han volado los doce meses del año 2024, que está por concluir.
Es verdad que la percepción del tiempo se presenta como más vertiginosa y, cuando reparamos en él, nos damos cuenta que el año está ya por finalizar. Surgen entonces renovadas preguntas en torno a aquellas cosas que hicimos o que nos faltó realizar, en este tiempo que se presenta como muy presuroso.
En nuestro país -cultura y folklore, de por medio- se mantiene la costumbre de representar al año que concluye, con la figura de un varón anciano y cansado, para expresar el tiempo que ha transcurrido, personas que se han avejentado, acciones realizadas y muchas sin encontrar su realización debida.
El año viejo concluye con la lectura del testamento que recoge la vida realizada y también lo omitido y es el momento de embarcarnos en un nuevo año, pleno en ofertas y en realizaciones. (O)