Sueños de fin de año

Terminado el 31 de diciembre del 2024, la mayoría de seres dormían en la ciudad de Cuenca, la luna se alzaba en el horizonte bañando con sus rayos la blancura de las cúpulas de las iglesias que se erguían como gigantescos centinelas en la noche tranquila, custodiando los santuarios; en aquella hora mágica de inicio de año nuevo, me quedé profundamente dormido.

En el silencio de la noche, la justicia penetró en mi habitación y se quedó de pie junto a mi cama, me miró con la expresión de una madre cariñosa, secó mis lágrimas y me dijo: durante todo el año he escuchado le gemidos de tu alma y he venido a consolarte, ábreme tu corazón que yo lo llenaré de luz. Pregúntame que yo te mostraré el camino de la, la justicia y la libertad.

Atendí a su indicación y le pregunté: ¿Quién soy yo justicia, y cómo llegué a este país del tercer mundo donde reinan la mentira, la injusticia, y la corrupción? ¿Qué son estas inmensas esperanzas, esta cantidad de libros que poseo, estas extrañas figuras que rodean mi biblioteca? ¿Qué son para mis compatriotas las palabras portadoras de mi más encomiable anhelo de paz, justicia, libertad y democracia que las escribo semanalmente?

Dímelo, justicia… ¿qué son todas estas cosas?, y la justicia abrió sus labios y habló: Tú hombre eres capaz como muchos otros de ver el mundo con los ojos de Dios y captar los secretos del más allá a través del pensamiento humano.

Sal al campo y contempla como las abejas rondan las hermosas flores, y el águila se abalanza sobre su presa. Sé cómo la abeja y no desperdicies los días de tu primavera mirando lo que hace el águila. Sé cómo el niño a quien encanta el fuego de la chimenea y deja que la madre se dedique a sus quehaceres. Todo lo que ves fue y sigue siendo tuyo.

Los numerosos libros, figuras extrañas y profundos pensamientos que te rodean son los grandes espíritus que te han precedido. Las palabras que escribes son los eslabones que te vinculan a tus semejantes. Las conclusiones tristes y alegres, son las semillas del pasado arrojadas en el surco de tu alma, para ser cosechadas en el futuro.

El mundo que se mueve contigo es tu propio corazón, que es el mundo mismo, y el hombre a quien consideras un avivato de la política y un falso redentor; es el tenebroso mensajero de la historia del robo, la corrupción y la NARCODELINCUENCIA Verde –Flex, que quiere volver a gobernar al Ecuador y a someter una vez más a un pueblo mediante el miedo, el autoritarismo, y con una justicia en cautiverio del poder político.

Así en un sueño de fin de año me habló la justicia y poniendo una mano en mi frente calenturienta, me dijo: sigue adelante, no te detengas, avanzar es caminar hacia la luz; continúa tu camino, sin temor a las espinas ni a las piedras cortantes del camino de la vida.

Confieso que, he pasado algunos días escribiendo este prólogo, y al hacerlo, me he sentido como una nube que quiere penetrar en el corazón de la raza humana para descifrar sus misterios. (O)

Dr. Hernán abad

Médico Neumólogo, Postgrado Universidad de Chile. Socio fundador Academia Ecuatoriana de Literatura Moderna e Historia. Miembro activo del Club de Leones de Cuenca.

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