El ser humano, en su búsqueda de sentido, encuentra en los símbolos y rituales un marco para comprender y organizar su realidad. Finalizar un ciclo e iniciar otro no es solo una cuestión de tiempo, sino un acto que invita a la reflexión, al cambio y al compromiso con nuevos propósitos. Estas costumbres, profundamente arraigadas en las culturas, refuerzan la idea de un punto de inflexión, un momento clave para renovar decisiones y proyectos.
Este enero no solo marca el inicio de un nuevo año, sino también el arranque de una campaña electoral que culminará en la elección presidencial del próximo 9 de febrero. Esta coincidencia resalta la importancia de reflexionar no solo sobre los proyectos personales, sino también sobre el rumbo político, social y económico del país. Los ecuatorianos enfrentan una decisión crucial que requiere atención informada a los acontecimientos, las propuestas de las candidaturas y la idoneidad de los equipos que las acompañan.
La campaña electoral llega con su propio conjunto de rituales: spots publicitarios, entrevistas, videos y publicaciones en redes sociales, diseñados para despertar emociones y capturar la atención del electorado. Sin embargo, la conquista de las emociones no debe ser el único vehículo para decidir. Es indispensable que ciudadanos y medios de comunicación promuevan el debate político y exijan argumentos sólidos que permitan tomar decisiones informadas y racionales en las urnas.
Enero es mucho más que una fecha en el calendario; es una oportunidad. Este mes representa un llamado para que cada persona, desde su espacio, reflexione no solo sobre su proyecto de vida, sino también sobre el proyecto de país que se construirá en los próximos años. Este punto de inflexión es un momento único para que Ecuador trace con responsabilidad y visión su futuro colectivo.