Vida nueva dice el refrán. La frase expresa una intención o un deseo, implica propósitos de enmienda, de cambio de rumbo, de hacer mejor lo que hemos venido haciendo; también la esperanza de que otros –gobiernos, políticos, empresarios, jueces, servidores, etc.- hagan su trabajo para garantizar los derechos, para beneficio de los más.
No es una verdad ni un destino, en ocasiones un clamor.
Estamos claros que la vida individual y colectiva, no puede iniciar más de una vez, pero si pueden modificarse los comportamientos, las acciones, el modo y reglas de la convivencia, volviendo incluso a los “orígenes” para reeditar el respeto, la honestidad, la solidaridad, la verdad. Podemos aspirar a tener en nuestro país días mejores, a no perder la libertad, a que no nos gobiernen populistas, maniqueos y demagogos; a que los votantes no se dejen convencer por “salvadores” que sin duda nos conducirán a una realidad de autoritarismo, prepotencia y revancha.
La vida nueva requiere que hayamos aprendido de los errores, que no tropecemos más veces con la misma piedra. (O)