Bajo el riguroso sol que achicharra las faldas de Cerro Chena, un cordón de baja altura ubicado en el sur de la capital chilena, un grupo de técnicos examina con tiento un paño de tierra con la última tecnología adquirida para buscar restos de los detenidos desaparecidos de la dictadura civil militar de Augusto Pinochet (1973-1990): un georradar.
La máquina, que a ojos ajenos a este tipo de diligencias puede pasar por una silenciosa cortadora de pasto, escanea la tierra con pulsos electromagnéticos capaces de detectar anomalías a unos cuatro metros de profundidad. Sus resultados, que llegarán en abril, permitirán determinar puntos para una posible excavación.
«Después de 51 años tenemos la posibilidad de hacer esta búsqueda porque están las condiciones, la tecnología, la voluntad política y magistrados investigando. En 2001 se encontraron las primeras osamentas y hoy recién se retoma la búsqueda después de tantos años perdidos», dijo a EFE la presidenta de la Corporación Memorial Cerro Chena, Mónica Monsalves, hija del trabajador ferroviario Adiel Monsalves, ejecutado por agentes de la dictadura en el mismo lugar.
Ubicado a 25 kilómetros del centro de Santiago, Cerro Chena es un lugar clave para esclarecer el paradero de algunos de los 1.162 detenidos desaparecidos que, según las últimas cifras oficiales, aún quedan por encontrar en Chile.
Indicios y testimonios
Es el día después de Navidad, y en Chena, los sitios georreferenciados son al menos quince: «El primero de ellos es el lugar donde la magistrada Cecilia Flores inició excavaciones en 2001. Otro es un lugar donde se encontró una osamenta completa en lo que es ahora el Parque Metropolitano y un terraplén que hay en estas inmediaciones que fue señalado por un testigo en visitas previas», dijo a Efe la magistrada a cargo del caso, Marianela Cifuentes.
«Se compararon fotografías aéreas actuales con imágenes de la época y se fijaron sitios donde podría haber alguna alteración en el terreno. Todos ellos forman parte de los lugares que se van a examinar», detalló Cifuentes.
Testigos han apuntado al posible «cementerio clandestino» de Cerro Chena. Sin ir más lejos, informes oficiales como el que firma la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura cifra en al menos 100 personas las que habrían sido ejecutadas en el lugar, donde aún opera una escuela de infantería del Ejército chileno.
Uno de ellos es Manuel Silva Carreño, obrero agrícola detenido en la localidad de Paine que fue visto con vida por última vez en Chena. Su familia presentó una querella criminal en noviembre de 2023 por inhumación y exhumación ilegal y asociación ilícita, acción que permitió desplegar pericias policiales en distintos puntos del promontorio.
«Son múltiples los antecedentes y pruebas que permiten llevar adelante esta querella: es conocido que el recinto funcionó como centro de detención ilegal y torturas en el inicio de la dictadura, sobrevivientes y testigos han relatado que hubo ejecuciones, y en 2001 y 2002 se hallaron osamentas humanas», dijo a EFE la abogada y parte querellante, Alejandra Arriaza.