Siguiendo a Berardi, habitamos el «semiocapitalismo». Esto da cuenta de una forma de capitalismo impulsado por la acumulación, la producción y la reproducción de signos. Es decir que son los signos la nueva materia prima simbólica de la acumulación. Estos signos aparecen íntimamente conectados a las herramientas digitales de producción e intervienen no solo asignando contenidos para leer el mundo, sino también acaparando la atención de la vigilia. El dominio absoluto de una sociedad del control que impone con la aquiescencia y hasta el disfrute del que es impuesto. A esto se le bautiza como avance civilizatorio, como confort, y calidad de vida. No solo el trabajo, que se convierte en trabajo alrededor de los símbolos, sino la vida misma comienza a estar expuesta a los nuevos automatismos del desarrollo, que nos evitan la aburrida tarea de pensar, nos evitan perder tiempo, y nos hacen quedar bien. Nos movemos entre signos prefabricados. Si antes teníamos problemas para articular un discurso propio, con la ayuda de la inteligencia artificial este problema queda resuelto. Pero se abre otro mayor: perdemos la capacidad de ver las cosas de otra manera, perdemos la imaginación poética y la perspectiva crítica. El control mental está articulado al valor de signo del semiocapitalismo, un entramado de poder financiero, tecnológico y psíquico a partir del tecnocontrol digital. (O)
Dr. Sebastián Endara
Ph.D. Quito, 1978. Ensayista, poeta, docente universitario. Especialista en Pedagogía política y pensamiento social. Editor en Jefe de las revistas científicas de la Universidad Católica de Cuenca.
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