Las conmemoraciones van más allá de un mero protocolo; son ocasiones propicias para reflexión profundamente sobre los eventos que han marcado nuestra historia. En este contexto debemos celebrar el nacimiento de la libertad de pensamiento y conciencia a través de la prensa, una tarea titánica llevada a cabo en tiempos remotos por ciudadanos honestos y valientes, cuyas ejecutorias deben servir para identificar aciertos y errores a fin de analizar el presente en busca de mejorar el futuro.
Una fecha de gran relevancia es el 13 de enero, conocida como el Día del Periodismo Azuayo. Esta conmemoración se estableció en homenaje al primer periódico que circuló en Cuenca: “Eco del Asuay”, cuya publicación iluminó las calles gracias a la destacada dirección de Fray Vicente Solano. En esta ocasión, también quiero recordar a José Edmundo Maldonado, un periodista cuyo legado sigue vivo en sus artículos firmados con los seudónimos Pedro Páramo, José Ignacio Sáenz de la Barra y Mauricio Babilonia. Fue un colega y amigo al que no pude acompañar en su último viaje debido a que el destino me llevó a recibir a mi último hijo justo en su primer llanto.
El primer número del “Eco del Asuay” llegó acompañado por una frase en francés de inspiración de Rousseau, pero desde el segundo en castellano: “No basta decir a los ciudadanos: sed buenos; es necesario enseñarles a serlo”. Este profundo juicio dirigido a los periodistas nos recuerda que más allá de exigir un comportamiento ético o moral a los lectores, resulta fundamental educarlos en valores, habilidades y principios que les permitan desarrollar actitudes positivas y responsables.
En su última edición 26, se despidió burlonamente con un epitafio satírico: “Aquí yace un majadero / Que nos habló en guirigay / Llamóse Eco del Asuay / Lo mismo que decir cero. / No llores pasajero / Pues nos dijo verdades / Sin usar necedades / Como se estila hoy día; / Luego sabes a porfía/ Vengarte de sus maldades.” Con este desenlace evoco los desaparecidos El Austral, El Tiempo, La Tarde… Queda sólo El Mercurio como custodio del legado informativo regional.
Hoy penosamente constatamos algunas personas que han usurpado esta noble profesión. Extranjeros, v. gr. un venezolano y una cubana dejaron huellas patéticas en periodistas ecuatorianos. Es crucial retomar al periodismo crítico e informativo desde una perspectiva ética genuina; sólo así se puede contribuir verdaderamente al desarrollo consciente de la sociedad y mantener viva esa chispa indispensable para fomentar el pensamiento libre y responsable entre conciudadanos. (O)