En una aproximación sobre lo que es un debate puntualizo lo que nos aporta Karl Popper en cuanto a su forma y contenido: el formato de un debate debe ser la discusión entre dos puntos de vista sobre un tema tratado en profundidad.
En el debate del 19 de enero, es evidente que su realización no se ajustó a los parámetros y formato de su clásica conceptualización, menos a los lineamientos del filósofo prenombrado, porque en la lógica y aplicación de los derechos de expresión con respeto a los intereses superiores de la sociedad, faltó mucho por el formato mismo del debate con diez y seis candidatos, que disponían de tiempos limitados a segundos y máximo minuto y medio y en cada respuesta treinta segundos, un absurdo por la brevedad del lapso para exponer sobre temas tan complejos como los relacionados con la administración del estado.
En el debate en cuestión Daniel Noboa, Andrea González, Henry Cucalón y Carlos Rabascall estimo que participaron con seguridad, lucidez y certeza en los temas relativos a la Justicia, servicios y administración pública, economía, empleo y bienestar social, libre empresa y estatismo, que los abordaron en términos de objetividad institucional apuntando la necesidad de un nuevo diseño constitucional con la reforma a fondo de las funciones del estado.
Luisa González pagó tributo al hecho consumado de defender contra toda lógica una absurda pretensión de inocencia de quien ha sido sentenciado por la justicia y se encuentra fuera del país, se recuerda que son hechos consumados de diez años perdidos en la vorágine de la corrupción. El candidato Iván Saquicela defendió su actuación en la Corte Nacional de Justicia reivindicando su sentencia condenatoria al expresidente y los otros candidatos recordaron el abuso de autoridad con que se actuó en esos años, reclamando por la necesaria sindéresis.
Así las cosas, debemos decidir nuestro voto en función de fortalecer la democracia en el Estado de Derecho. (O)