En el lugar que estemos siempre habrá alguien que nos mire; si copia nuestra risa, si camina sobre nuestras huellas, si replica algo que es solo nuestro ¡Eureka! somos su inspiración.
No es envidia, es inspiración; la envidia es pobre, mala y mendiga, la inspiración es bonita alusión y el ser humano es generoso per se “touché”.
Inspirar es hacer que aquel perfume se rocíe en otra piel; es embellecer más bocas con rojo carmín; es el gustito placentero de unos zapatos de charol¸ es caminar mientras el viento roza sutilmente nuestra cara y repetimos en voz baja ¡Allá voy!
Si ya “nos pusieron el ojo”, seamos inspiración sin perder la sensatez y la discreción; inspiremos para producir mentes ambiciosas y creatividad sin límites; inspiremos para que el deseo se haga fuerza y la fuerza meta; inspiremos para que la sensibilidad jamás se aleje de la razón y la justicia; de la elocuencia y la pasión.
Seamos inspiración para que el niño despierte y el adulto no muera; para que hombre y mujer construyan con amor desde sus diferencias y particularidades; para que la pollera y la cartera marquen por igual en la balanza de la moral; para que la tierra y el libro sean eterna confraternidad… a la final, si no se usan las manos, ni tierra ni libro sirven.
Seamos inspiración para dejar de lado el odio, la mentira, el morbo y el efímero protagonismo; seamos inspiración para botar lo viejo e inservible y podamos resurgir. Seamos la bondadosa continuidad de quien en su momento nos inspiró. (O)