¿Debate?

Ana Abad R.

Cuatro largas y angustiantes horas duró. Todas las preguntas planteadas a los dieciséis candidatos permitieron la oferta populista, ninguna giró en torno a los graves problemas estructurales que atravesamos, mucho menos sobre la visión de país que tienen los partidos políticos. El CNE tiene ya un prontuario de deudas con la democracia ecuatoriana, sus autoridades han convertido a este organismo en un mero contador de votos, lejos está de fortalecer la vida en democracia o de “promover la formación cívica y democrática de los ciudadanos incorporando el principio de interculturalidad”, como dicta la Constitución. Es hora ya de preguntarle a Diana Atamaint y al TCE cómo se eligió el Comité Nacional de Debates, la metodología para determinar los ejes temáticos y el criterio para realizar las preguntas. Las severas críticas que provocó entre la ciudadanía, los académicos y los analistas políticos de esta especie de “camisa de fuerza” como fue el “debate obligatorio”, vuelve imperativo la veeduría ciudadana para el siguiente “debate obligatorio”. Nerviosismo, ideas sueltas, preguntas sin respuestas, sonrisas acartonadas, ataques personales, promesas fantasiosas, menciones al pasado político fueron la tónica de la lamentable presentación oficial de los candidatos en el “nuevo Ecuador” que se resquebraja envuelto por las viejas mañas de siempre. (O)

Lcda. Ana Abad

Periodista, editora y correctora de estilo; es parte del grupo editorial Quillca editores. Ha publicado investigaciones sobre cultura popular y artesanías. Es directora de contenidos del Portal Digital Voces Azuayas.

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