Las cartas están sobre la mesa. Estados Unidos tiene un nuevo presidente en funciones y su nombre es Donald Trump; un presidente que, en medio de algunos delirios de grandeza como cambiarle el nombre al Golfo de México o llegar a Marte, ha lanzado al mundo un discurso tan violento, xenófobo, misógino y aislacionista, que francamente nos hace temer por el futuro de este planeta que ya está en cuidados intensivos.
La declaratoria de una emergencia energética y la promesa de retomar la explotación de recursos naturales (bajo el siniestro “drill, baby, drill”) así como la decisión de retirarse (otra vez), del Acuerdo de París, como antes de lo hizo del Protocolo de Kioto, implica que la economías más grande y contaminante del mundo se desentiende del cambio climático mientras deja un brutal mensaje: “let’s make América great” a costa del “let’s let the World ruin”.
Sí, Estados Unidos tiene un nuevo presidente a cuya posesión asistió el tesorito (como presidente), supongo que para desviar la atención de su mediocre participación en el debate presidencial el día anterior (ese día era candidato). Un discurso al que asistió sonriente mientras Trump anunciaba el incremento de aranceles, lo que tendrá un impacto directo en nuestra economía de exportación; y una radicalización del control migratorio, incluyendo la deportación de inmigrantes indocumentados con un efecto inmediato un flujo de remesas que representa algo más del 70% de las transferencias extranjeras recibidas por el país.
Las únicas buenas noticias (para Noboa, no para el Ecuador), son la decisión de fortalecer la cooperación en lo que sea que los EEUU entiendan por seguridad y la emergencia energética, que seguramente incluirá una mayor demanda petrolera. Dos anuncios que, para un presidente empeñado en vender el país al mejor postor, profundizar nuestra dependencia hacia la economía primaria e impulsar la agenda minero – extractivista a toda costa, siempre serán buenas noticias.
Mientras tanto, el resto del mundo se prepara para una desaceleración de al menos 0,2 puntos porcentuales en el crecimiento, un duelo económico con la China y una nueva certeza: “El sueño americano” ha vuelto, pero a cambio de la ruina del planeta… (O)
@andresugaldev