Esta frase casi siempre ha estado y está de moda en el Ecuador.
A cuanto acontece con la vicepresidente Verónica Abad podría aplicarse esa especie de modus vivendi de la política nacional.
Simplemente el presidente Daniel Noboa no quiso encargarle la presidencia mientras hacía campaña electoral, y optó por el “al todo o nada”; o, también por el “jugarse el todo por el todo”.
Cuando el entonces presidente León Febres Cordero no estuvo de acuerdo con los nuevos jueces designados por el Congreso Nacional, rodeó con tanquetas de guerra la Corte Nacional de Justicia, e impedir su ingreso, y punto.
Lo mismo, cuando el expresidente Lucio Gutiérrez “al todo o nada” echó a los entonces jueces de la CNJ y dio paso a la designación de la denominada “Pichicorte”.
O cuando el presidente de la época, Rafael Correa, echó a los congresistas a cambio de los “diputados de los manteles” para poner en marcha su plan totalitario, en aquel entonces no percibido, más bien justificado por algunos.
Y así, tantos ejemplos.
Ese “al todo o nada” le ha llegado al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs), un nombre tan largo como largas han sido sus tropelías, poniendo en riesgo la institucionalidad del país.
Con razón sus creadores le llamaron el Quinto Poder. Quien lo controla, maneja todo, nombra todo, todo a dedo claro está.
Será apolítico dijeron; pero desde un principio estuvo a la orden del gobernante de la época.
Ahora la llamada “Liga Azul”, un eufemismo del correato, “al todo o nada” echa a una de las vocales, reemplazándola por una de las suyas; integra una aplanadora e ir en pos de todo, comenzando por la Judicatura y tomarse la Superintendencia de Bancos, aprovechando una paniguada sentencia de la Corte Constitucional (CC).
En manos de ese bodrio está la renovación parcial del CNE, de la CC, la designación del nuevo fiscal general. Querrán irse “al todo o nada”. Unos pocos botones de muestra.